David contra Goliat o la lucha de Cabrera Infante contra el castrismo

Zoe Valdés reivindica la honestidad y el compromiso vital del novelista y crítico cinematográfico, símbolo del exilio cubano

La escritora Zoe Valdés, en primer término, pronuncia su conferencia en el Monasterio de La Rábida, acompañada de autoridades y ante el público asistente.
Elena Llompart Huelva

14 de julio 2015 - 01:00

No salió de Cuba para hacer fortuna, sino para escribir literatura. Y lo hizo con honestidad. Pudo haberse quedado callado o bloqueado, pero el apoyo de su mujer, Miriam Gómez, le ayudó a seguir adelante. Y así siguió condenando el castrismo hasta el final de sus días, tal y como hizo antes con el régimen anterior.

Con esta breve reflexión arrancó ayer Zoe Valdés su conferencia sobre La honestidad política y literaria de Guillermo Cabrera Infante. Lo hizo en el patio mudéjar del Monasterio de La Rábida, donde sus palabras abrieron de forma oficial los 85 cursos de verano programados por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) para sus cuatro campus -15 de ellos en Santa María de la Rábida- y fueron el punto de partida de la programación cultural paralela programada hasta septiembre.

El alcalde de Huelva, Gabriel Cruz; el alcalde de Palos, Carmelo Romero; representantes de la UNIA, como su rector, Eugenio Domínguez Vilches; la vicerrectora de Ordenación Académica, María Dolores Oliver y la vicerrectora del Campus rabideño, Yolanda Pelayo; y el prior del Monasterio, Francisco García, entre otras personalidades, asistieron a la ponencia de Valdés, tras la cual tuvo lugar la actuación de las cantaoras Esperanza Fernández y Rocío Márquez.

Según señaló Zoe Valdés, Cabrera Infante fue censurado por el castrismo, por el franquismo y por la cúpula socialista de Felipe González, y comprendió a la perfección que enfrentarse al castrismo es "una batalla de David contra Goliat". "Escribía por venganza y con vergüenza ante la inhumanidad del mundo ante al castrismo", señaló la también guionista.

La vida de Guillermo Cabrera Infante, que después de abandonar su país obtuvo la ciudadanía británica, estuvo marcada por lo político desde su nacimiento, en el seno de una familia comunista. Esto le llevó a pasar varios meses en la cárcel con tan sólo siete años.

Ya de adulto apoyó la revolución cubana, lo que le valió, con la llegada al poder de Fidel Castro, para ostentar cargos de responsabilidad política relacionados con la cultura; si bien sus relaciones con el régimen pronto se deterioraron, debido a un corto que Orlando Jiménez Leal y su hermano, Alberto Sabá Cabrera Infante (1933-2002), rodaron a finales 1960.

Fue entonces cuando dio comienzo un exilio y años de desencuentro con un país que no volvió a reconciliarse con él hasta años después de su muerte (Londres 2005).

Valdés recordó momentos personales vividos junto al Premio Cervantes en 1997, como aquel día de 1995, cuando le conoció en París y estrechó su mano antes de escucharle pronunciar su conferencia sobre José Martí. "Yo estaba en el cielo", rememoró. En 1996, además, ocuparon casetas contiguas en la Feria del Libro de Madrid, en cuyo barrio de La Latina el cubano le comentó que ella también había sido víctima del castrismo, lo que le acompañará toda la vida.

Sin embargo, Zoe Valdés se acercó a la literatura de Guillermo Cabrera en La Habana mucho antes, en los 80, cuando estaba penado leer a autores exiliados. Se hizo adicta a aquellas letras que le invitaban a reflexionar sobre su tierra porque, tal y como valoró, su obra está muy interrelacionada con su vida y cada frase "renueva la invención de una palabra". Un verbo siempre comprometido.

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