Barrero deja las riendas del PSOE a Mario Jiménez tras una década
La Ejecutiva Provincial manifiesta oficialmente su respaldo al relevo que emprende el "cambio generacional" · Un ruido de fondo apunta a Ignacio Caraballo como nuevo secretario de Organización
Los móviles echaban chispas ayer tras el plenario del PSOE en el Conquero, seguido el torrente de comunicados oficiales ante una noticia que marca capítulo en el socialismo onubense: Javier Barrero, secretario general del PSOE de Huelva desde 1998, se marcha a Madrid a trabajar con el presidente Zapatero en la Ejecutiva federal (como hizo ya en la etapa de Felipe González), cediendo el testigo de la dirección provincial al actual secretario de Organización y vicepresidente de Cajasol, Mario Jiménez Díaz (Moguer, 1971).
Una opción de "relevo generacional" que, de ratificarse con los votos del Congreso Provincial el próximo 19 de julio en Punta Umbría, mantendría en las filas socialistas una línea continuista al ser Jiménez uno de los dirigentes de máxima confianza de Barrero, mano derecha del actual secretario general en las últimas legislaturas, en primera línea siempre en el fuego cruzado con el PP de Pedro Rodríguez, alcalde de la capital.
De forma extraoficial suena el nombre de Ignacio Caraballo -vicepresidente de la Diputación y alcalde de Chucena- para asumir en el próximo cuatrienio la Secretaría de Organización.
Así pues, a una semana vista del cónclave socialista, el diputado nacional Javier Barrero confirmó ayer lo que venía rondando desde que el pasado sábado fuera nombrado vocal de la Ejecutiva federal del PSOE, anunciando en una comparecencia pública que no presentaría candidatura para revalidar la Secretaría General. Según informó el dirigente socialista, el plenario de la Ejecutiva Provincial (convocada de urgencia la noche anterior) ha pedido "por unanimidad" que el moguereño lleve las riendas del partido en la etapa entrante. "Los socialistas onubenses -subrayó ayer Barrero, a prueba de lecturas entre líneas- van a tener la misma autonomía que hasta ahora y no van a estar tutelados por nadie porque Jiménez no es sucesor de nadie: él es el futuro y el presente."
En pretérito se escriben ya, pues, estos renglones de Javier Barrero (Ávila, 1949) y su andadura política por Huelva, que arrancó hace una década en los tiempos convulsos de fractura interna por las luchas entre renovadores y guerristas. Con un balance de cohesión partidista y triunfos electorales en la provincia, Barrero esbozó ayer una primera despedida ante los medios de comunicación, comprometiéndose a seguir defendiendo desde sus nuevas competencias en Madrid los intereses de la que a sido su tierra adoptiva.
A su desempeño como secretario primero de la Mesa del Congreso de los Diputados, Barrero suma ahora sus responsabilidades en la Ejecutiva Federal, un cargo que la dirección provincial ha defendido como "absolutamente compatible" con el de la Secretaría General, si bien desde el PSOE-A se esgrimieron en los últimos días fricciones reglamentarias, un alegato de incompatibilidad que se ha interpretado como presión para desviar la gestión de Barrero a Madrid y liberar la renovación orgánica en Huelva. Un conato que abortaría la propuesta de continuidad del núcleo duro oficialista con la candidatura de Mario Jiménez.
La apuesta de Barrero por Jiménez ya ha sido trasladada formalmente al presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; y al secretario de Organización a nivel federal, José Blanco. "Me consta -apuntó el diputado- que ambos aplauden la idea".
Barrero defendió ayer la conveniencia de un "cambio generacional" en el partido, recordando que (al margen de otras teorías de sus adversarios dentro y fuera del partido) ya había dicho años antes que "tres mandatos eran suficientes"; ahora en una tesitura en la que "Mario Jiménez -asegura- es el mejor relevo que se puede tener, un hombre de 37 años con enorme madurez política y experiencia [ésta es su tercera legislatura como parlamentario andaluz]. Intuyo que estamos haciendo lo que la sociedad nos pide que hagamos".
En su legado deja Barrero una década de liderazgo y récord electorales, con la espinita clavada -aunque ayer no llegara a reconocerlo- de no haber conseguido la conquista más codiciada por los socialistas desde 1995: la capital, el feudo de Pedro Rodríguez. Complejo antagonismo el de Barrero-Rodríguez en la guerra pertinaz que siguió a la etapa de Juan Ceada, un pulso de estrategias que no lograron validar ni el desgaste del populismo del PP, ni las piruetas mediáticas. Próxima parada: 2011. "Hay algo de lo que me siento especialmente orgulloso -dijo ayer Barrero-, y es que el PSOE de Huelva jamás ha tenido un escándalo".
Dos motivos, pues, esgrime Barrero para cerrar página ahora, tras haber colocado al partido en esta posición aventajada, potente: a sus nuevas responsabilidades orgánicas se suma, decimos, la apuesta estratégica del "relevo generacional" para actualizar ideas en una segunda fase de modernización del partido (la primera fase la impulsó el propio Barrero cuando tomó el partido malherido en el conflicto entre guerristas y renovadores).
¿Asignaturas pendientes? "Me gustaría haber generado todavía -subrayaba ayer- más confianza en la gente de Huelva... pero he tenido la oportunidad de liderar un partido que en varias ocasiones ha tenido el mayor respaldo electoral de toda España".
5 Comentarios