Bárcenas saca la artillería pesada y Rajoy se enroca

El ex tesorero afirma que pagó en B al presidente y Cospedal 90.000 euros en 2009 y 2010 Sostiene que el PP le ofreció medio millón por su silencio Rajoy: "Cumpliré mi mandato"

Mariano Rajoy comparece ante los medios en La Moncloa tras conocerse su intercambio de sms con Luis Bárcenas.
R. E. Madrid

16 de julio 2013 - 01:00

La bomba del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, debía estallar ayer. Su declaración en la Audiencia Nacional debía producirse a partir de las 10:30 por el caso que lleva su apellido. Se trataba de reforzar su nueva línea de acción, consistente en arrojar más sospechas sobre una contabilidad B en el partido y cobros en negro de sus principales dirigentes. Bárcenas cargó con toda su artillería pesada, acusando al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, de haber cobrado, cada uno, 45.000 euros entre 2009 y 2010, en metálico y en sobres marrones, aunque sin un recibí que lo acredite.

Rajoy estaba obligado a comparecer por la presencia el España del primer ministro polaco, Donald Tusk, y lo hizo con una respuesta escrita y un discurso medido: "El Estado de Derecho no se somete a chantaje. Yo le voy a dar la garantía a los españoles de que aquí hay un Gobierno estable y que va a cumplir con su obligación". Por alusiones, casi cinco horas después llegó el turno de Cospedal, que tachó como "calumnias y mentiras" las palabras de Bárcenas y amenazó con ampliar el frente judicial que el partido tiene abierto contra el ex tesorero, en prisión desde el 28 de junio.

Durante las casi cinco horas de declaración ante el juez Ruz, Bárcenas sostuvo que en el PP existía, incluso desde antes de que fuera nombrado gerente en 1990, una contabilidad paralela que recogía donativos de empresarios, la cual servía en parte para gastos de partido y para pagar sobresueldos a cargos del PP.

Ya existía, dijo, con Rosendo Naseiro, tesorero con José María Aznar de presidente. Naseiro le informó en 1991 de los donativos en efectivo, a raíz lo cual elaboró una contabilidad manuscrita con esos datos, la misma que ayer aportó al juez. Bárcenas admitió que todos los ingresos en la cuenta de donaciones del partido son pagos fraccionados de los donantes que aparecían en los papeles que investigaba el juzgado (siete constructores), para eludir la ley.

Sí aportó un recibo de los 200.000 euros que entregó en 2007 al entonces gerente del PP en Toledo, José Ángel Cañas, a cambio supuestamente de una contrata de limpieza en el Ayuntamiento de esa ciudad, cuando Cospedal era ya presidenta del PP de Castilla-La Mancha, y que le fue otorgada a la empresa Safi, filial de Sacyr Vallehermoso, cuyo presidente era entonces el también imputado en esta causa Luis del Rivero.

También entregó a Ruz un pendrive con la supuesta contabilidad B de 1994 a 1996, los años que no aparecen en los papeles, y alegó que no está por escrito porque durante ese tiempo la hizo en un ordenador. En cuanto a los pagos de sobresueldos era, según Bárcenas, "sistemático" y se hacía todos los meses al presidente, a los secretarios generales y a los vicesecretarios de la formación, aunque matizó que él personalmente nunca pagó a Aznar.

A preguntas de por qué no reconoció antes la autoría de los papeles, el ex tesorero contestó que debido a "presiones" del PP. Denunció que un abogado próximo a Cospedal le ofreció 500.000 euros a cambio de negar una contabilidad B, de retirar su denuncia por despido y de que ayudara a elaborar una coartada a los constructores imputados por donaciones irregulares. También señaló que "alguien cercano" al PP le ofreció rehacer una nueva contabilidad manipulada y que hace unos días le visitó un abogado, cuya identidad no proporcionó, a la prisión de Soto del Real. El abogado le transmitió, según su versión, que si confesaba su mujer iría a prisión, mientras que si guardaba silencio habría maniobras para quitar del Ministerio de Justicia a Alberto Ruiz-Gallardón.

Desde La Moncloa, un Rajoy hierático y más nervioso de lo habitual advirtió que un presidente "no puede estar saliendo cada día al paso de todas y cada una de las insinuaciones que se vayan publicando". "No voy a entrar en detalles ni a polemizar con nadie. Siempre que tenga algo que decir lo diré", quiso zanjar. "Esto es una democracia seria y las instituciones no se someten al chantaje. A las pruebas me remito [en referencia a los sms de sus conversaciones con Bárcenas]". El presidente recalcó que el gran valor de España en estos momentos de crisis es "su estabilidad política" y por eso cumplirá su mandato. Dimitir, ni en pintura.

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