Auténticos tenores con plumaje

Más de 350 canarios de canto de la variedad timbrado español han sido enjuiciados por su trinar en Cartaya durante el II Concurso Monográfico de Canto Timbrado Español, organizado por la Asociación Cultural Ornitológica de Cartaya El Castillo en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad y varias entidades privadas.

De esta forma, y bajo el atento y finísimo oído de los dos jueces de la competición, estos pequeños animales, agrupados en equipos de cuatro, en unos casos, o de forma individual, en otros, han ofrecido durante dos días lo mejor de su canto para ser valorados y puntuados por sus notas positivas según su timbre, variaciones rodadas, timbre de agua, cascabel, floreo, floreo lento, campana, cloqueo, castañuela, variaciones conjuntas, agua lenta, agua semiligada, parcial positivo o impresión; o notas negativas, según su rascada, estridencia o nasalidad.

En definitiva, todo un espectro sonoro de armonías, tonos y musicalidad, ligado a un vocabulario con el que sólo saben comunicarse los miles de aficionados con los que cuenta esta actividad.

Este peculiar mundillo, según reconoce Antonio León, presidente de la Asociación Ornitológica El Castillo, que vio la luz hace un año, "no sólo se queda en el canto de estas magníficas aves ya que tras el mismo, se esconde la intensa labor que llevamos a cabo los criadores mediante toda una serie de actividades centradas en la reproducción, cría, cuidado y educación para el canto de los canarios, a los cuales dedicamos muchísimas horas".

Antonio León, que es uno de los criadores de canario timbrado español más veteranos de España, posee en su aviario un centenar de estos ejemplares y numerosos premios que, según sus propias palabras, "son el mejor reconocimiento a toda una vida dedicada a esta afición".

Por otra parte, León detalla algunas de los principales secretos de esta actividad como, por ejemplo, el hecho de que las características morfológicas del canario timbrado español son bastante similares -en apariencia- a las de los canarios comunes, siendo la principal diferencia entre ambos la belleza del canto de los primeros, el cual ha sido modelado por el hombre a lo largo de los siglos buscando la pureza de sonidos, tonos, intensidades y timbres, así como una mayor musicalidad en cuanto a ritmos, armonías y melodías.

Destacar igualmente que dentro del canario de canto, además del timbrado español, los expertos internacionales reconocen también como razas de canarios de este tipo al Roller de Alemania y al Malinois de Bélgica.

En cuanto al desarrollo del concurso cartayero, el criador asiste con los lotes -como denominan a los canarios participantes- agrupados en equipos de cuatro y dentro de cajas de madera que aíslan a los animales de la luz. Tras inscribirse y pasar los distintos controles, los timbrados son sacados en sus jaulas de estas cajas de madera para ser expuestos ante los jueces en una sala oscura y acondicionada a una temperatura ambiental de unos 18 grados centígrados. En el centro de esta sala hay una estructura de madera acústicamente acondicionada con porespán, y con una fuente de luz en su parte superior, que es la que finalmente anima a los canarios a cantar y que es donde por un periodo de 15 minutos, éstos deben dar el do de pecho mostrando sus habilidades ante los jueces, que valoran y puntúan a los distintos canarios en una plantilla de enjuiciamiento.

El presidente de la Asociación Cultural Ornitológica El Castillo también ha destacado "la enorme expectación" que ha suscitado esta segunda edición del concurso, ya que "de los 200 pájaros inscritos el año pasado, en esta ocasión hemos superado los 350; y de un solo juez, hemos pasado a dos, uno de ellos de la Organización Mundial de Jueces (OMJ)".

Asimismo, los competidores han llegado desde todos los puntos de la provincia de Huelva, de otras provincias andaluzas, y hasta incluso de otros países como es el caso de Francia.