Huelva

Ana Vives Casas vive en el Matadero

Jorge Vives junto al alcalde de Huelva, sus hijos Paquita y Antonio y su nuera Beatriz.

Jorge Vives junto al alcalde de Huelva, sus hijos Paquita y Antonio y su nuera Beatriz. / Alberto Domínguez (Huelva)

Todo el mundo sabía en Huelva que Ana vivía en el Matadero, pero desde este miércoles el verbo se conjuga en presente. Así lo ha dispuesto el Ayuntamiento de la ciudad en la que ella decidió vivir. A la cabeza su alcalde, un emocionado Gabriel Cruz que ha señalado que "Ana no necesita una plaza pero Huelva sí lo quería, no para recordarla sino para verla, para tener esa compañía espiritual que se plasma con su nombre y su profesión en un rincón especial". 

Cuántas veces no habrá pasado por allí, porque ahora sigue cerca de su propio hogar, en la confluencia de Maestro Salvador López con Miss Whitney, "Misguini, de verdad que he llegado a oírlo tal cual", decía ella con sus ojazos abiertos de par en par. Numerosos miembros de la Corporación, la subdelegada del Gobierno en Huelva, Manuela Parralo, vecinos, amigos y compañeros han acudido a este emotivo acto, un día después de que recibiera la mención honorífica en la XX edición de los Premios Marisma. Y su familia. Su padre, Jorge, por momentos quebrado y siempre orgulloso y emocionado, abrumado por el cariño que no deja de recibir su hija, y su hermana Paquita, que trasladó todo su mundo a más de mil kilómetros para convertirse en su apoyo más constante.

Un acto lleno de emoción y alegre a la vez, por el justo reconocimiento a su figura y constatar que, como ha recordado el alcalde, Ana permanece en el recuerdo de todos. La que llegó en 1995 para quince días y que, como rememoraba también su hermano Antonio, al terminar ese plazo decidió que ya no se marchaba. "Vio esta luz y se enamoró y también del mar", ha dicho el alcalde.

Cuando llegó a Huelva, allá por los años noventa, recaló en primer lugar en una residencia del centro para recorrer diferentes viviendas, incluida una cerca de los choquerísimos Cuartelillos. Hasta que en 2007 se afincó en el barrio en el que permanecerá para siempre esta "grandísima profesional y fantástica mujer", como la ha descrito Cruz, que ha manifestado el "orgullo de que quisiera ser choquera".

Tras el descubrimiento del rótulo, Pepe El Marismeño ha cantado una Salve que no podía venir más al caso en un homenaje a una profunda rociera como era Ana Vives Casas. A su manera, desde dentro, de modo genuino y sin golpes de pecho porque quién iba a pensar que una ponferradina criada en Pamplona acudiera a ver a la Virgen del Rocío a la menor ocasión que se le presentaba.

En un punto ya especial del Matadero de Huelva, el emocionado padre de Ana ha confesado dejar su corazón, donde ella decidió quedarse, una tierra en la que "le habéis correspondido muy bien". Huelva no deja de demostrar este cariño a la que reconocieron como una onubense más. Así lo ha entendido el Ayuntamiento, empezando por su alcalde. Una ciudad que sabe distinguir a los buenos de verdad es un lugar digno, por fuerza tiene que serlo porque fue el que eligió Ana Vives Casas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios