Algo más que un recuerdo de la Virgen

Tiendas. Los negocios de recuerdos han proliferado en la aldea en consonancia con la mayor afluencia de visitantes, aunque hay algunos de amplia tradición

Interior de una de las tiendas del Rocío, que está abierta todo el año.
Interior de una de las tiendas del Rocío, que está abierta todo el año.
Enrique Morán / Huelva

25 de mayo 2010 - 01:00

La crisis no deja títere con cabeza. Hay menos dinero en las carteras y todo se resiente. En la aldea de El Rocío hay mucha gente que vive de la venta de recuerdos o souvenirs. Es un sector que ha crecido notablemente en los últimos años pero al que las vacas flacas le están haciendo sufrir.

Junto al aspecto estrictamente económico, las tiendas de artículos rocieros tienen una dimensión espiritual y cultural indiscutibles. El Rocío no es sólo un lugar bonito que llama la curiosidad de propios y extraños. Es por encima de todo, un espacio de devoción mariana por el que pasan miles de visitas durante todo el año y no digo nada cuando llega la romería.

Esta dimensión espiritual o religiosa genera una necesidad que estas tiendas intentan satisfacer. Así surge todo un universo de artículos que tiene como principal objetivo llamar a la devoción a la Blanca Paloma. Muchas personas sienten la necesidad de llevarse un trocito de Rocío a sus casas y si el artículo se compra in situ, tiene un especial atractivo.

David Fernández es uno de los propietarios de la Tienda El Tamboril del Rocío. Lleva toda la vida en la aldea y es testigo de los malos meses que se han pasado por culpa de la crisis aunque "llevamos unas semanas que parece que nos estamos recuperando". Sí nota además que en estos últimos tiempos crece la presencia de extranjeros lo que es una evidencia de la cada vez mayor trascendencia del enclave almonteño.

La tienda ofrece todo lo que el turista o el devoto busca. Muchos de ellos quieren llevarse ese trocito de Rocío; se han sentido muy cerca de la Blanca Paloma y quieren algo que les recuerde ese momento para siempre.

David comenta que lo que más se vende es la medalla de la Virgen aunque lo que está muy de moda son los rosarios, de los que se pueden encontrar de todos los materiales (plata, cristal, plástico...) y por supuesto de todos los precios. Los extranjeros optan más por los libros o las postales, de todos modos, "la medalla es el artículo clave porque es el más directo e íntimo y que permite llevar a la Virgen siempre contigo".

Según apunta David, el hecho de que sea una familia que tiene varios negocios más es lo que les ha permitido aguantar el tirón de la crisis, aparte de que son de los pocos que tiene fabricación propia, en la que se incluye la totalidad de las medallas de todas las hermandades lo que supone un extensísimo universo de diseño; "en todo esto hay que ser muy profesional -añade- hay que estar pensando en la Virgen del Rocío las 24 horas".

Simón Suárez es el propietario de otra tienda de El Rocío: Cerámicas Mabel. También deja constancia de la dureza de la crisis que "se ha notado mucho", de modo que nos encontramos con la situación de que "la gente no se gasta más de 2 o 3 euros". Simón es pesimista de cara a esta romería porque "sabemos que la Feria de Sevilla tampoco ha ido nada bien". La diferencia con anteriores y mejores años que éste se refleja en el hecho de que Simón tuvo que coger dependientes adicionales para afrontar los días de la romería.

A las tiendas establecidas se añaden estos días, los puestecillos que intentan sacarse su sustento en lo que se convierte en una ciudad de un millón de almas.

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