El Rocío

La ermita del Rocío vuelve a la normalidad y se llena de niños en La Candelaria

Niños alzados en la ermita del Rocío.

Niños alzados en la ermita del Rocío. / Alberto Domínguez (Huelva)

La ermita del Rocío vuelve a la normalidad y se llena de niños en La Candelaria. Los rocieros cumplen con la tradición y presentan a los más pequeños a la Blanca Paloma y los pasan por su manto. La Hermandad Matriz calcula que son más de seis mil los pequeños rocieros bendecidos por la Virgen del Rocío este domingo.

Después de un paréntesis de tres años, en los que esta festividad no se pudo celebrar en el santuario, debido al coronavirus, periodo en el que la imagen de la Blanca Paloma permaneció en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Almonte, había muchas ganas de retomar la tradición en la aldea almonteña.

Tras la misa oficiada por el rector del santuario, Francisco Valencia, se vive uno de los momentos más emotivos de la jornada, la presentación de los niños a la Virgen, que son bendecidos al pasar por su manto. Cientos de familias procedentes de distintos puntos de la provincia onubense así como de diferentes puntos de la geografía española se dan cita en la ermita, donde se vuelve a realizar este acto de manera presencial.

También los niños que no pudieron acudir a la aldea almonteña estuvieron presentes de manera simbólica, representados a través de un pergamino con sus nombres. La Hermandad Matriz los fue anotando durante el mes de enero a través de su oficina virtual. El rector del santuario bendijo el pergamino, que fue colocado a los pies de la Blanca Paloma. 

"Allí está la Virgen, tírale un beso", le decía una madre a su pequeño al entrar en el santuario. En el interior se encontraba Laura, de Almería, que llevó a su hijo Marco Antonio, de seis meses de edad, ante la Blanca Paloma. Llegó la noche del sábado a El Rocío para poder vivir este momento con su pequeño, "somos creyentes de la Virgen del Rocío".

Para la presentación a la Virgen, se invitó a los padres a que se colocaran con los niños en el pasillo central del santuario para poder dirigirse al camarín de la Blanca Paloma. Se formó una larga cola que se extendía por el exterior del templo. Pasados cinco minutos de la once de la mañana se abrió la reja, se procedió al rezo del Padre Nuestro seguido del Yo confieso, y se pidió a los progenitores que se alzara a los menores ante la imagen de la Patrona de Almonte para su bendición.

A las once y cuarto comenzaron a pasar los padres y abuelos con los niños por el presbiterio hacia el camarín de la Virgen del Rocío. De fondo se podía oír el sonido de la flauta y el tamboril. Se pasó a los niños por el manto de la Blanca Paloma y algunos mayores aprovecharon la ocasión para hacerlo también, algunos incluso pasaron por el manto fotos de familiares. 

Elena, procedente de Torres de la Alameda (Madrid), acudió con sus dos hijos, Marcos, de 5 años de edad, y Mara, de dos años. Le falleció un bebe con veinticinco semanas de gestación pero "ahora estoy superfeliz con mis dos niños". Ella viajó este fin de semana a Andalucía para poder presentar a sus hijos ante la Virgen del Rocío. El sábado pasaron el día en Sevilla.

"¡Has tocado su manto!" y "¡qué suerte!" son algunas de las frases que más repetían las madres a sus hijos al salir del santuario. "¿Te ha gustado?", le preguntó una joven a su pequeño. "Otro año más bendecido"  subrayó un padre, que después de salir del templo dio, satisfecho, la mano a su hijo, para proseguir su camino.

Por su parte, Fernando, de Córdoba, peregrinó con la hermandad cordobesa y presentó a la Blanca Paloma a sus dos hijos, a Vera, de dos años de edad, que por la pandemia no pudo hacerlo antes, y a Fernando, de dos meses. "Somos muy rocieros y ha estado muy bien". 

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