El Rocío 2019

Los ángeles rocieros visten de verde

  • El Instituto Armado juega un papel esencial en el buen desarrollo de la romería almonteña

  • Los agentes hablan en primera persona de su experiencia en el operativo de seguridad

Dos agentes del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil, ante el Santuario.

Dos agentes del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil, ante el Santuario. / Josué Correa (El Rocío)

Los ángeles rocieros –más de dos mil en el dispositivo del Plan Camino y el Plan Aldea de este año– visten de verde. Son historia viva de honor y servicio público y llevan en las alas 175 años de experiencia, una efemérides muy especial que coincide, ni más ni menos, que con el Centenario de la Coronación de la Virgen del Rocío. Capaces de surcar el paraíso almonteño por tierra, mar y aire para que todo salga a pedir de boca, hablamos con algunos de los miembros de la Guardia Civil destacados en el operativo especial para que narren su experiencia en primera persona.

Carlos, de los GEAS

El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) participa en el dispositivo rociero "dando seguridad a las embarcaciones" que cruzan el río Guadalquivir desde Cádiz, especialmente a la barcaza que traslada a las hermandades desde Sanlúcar a la Punta de Malandar, en Doñana, para acudir a la llamada de la Patrona de Almonte.

Carlos Pérez, de los GEAS, en la desembocadura del Guadalquivir con parte del equipo. Carlos Pérez, de los GEAS, en la desembocadura del Guadalquivir con parte del equipo.

Carlos Pérez, de los GEAS, en la desembocadura del Guadalquivir con parte del equipo. / Pedro Gil (El Rocío)

Carlos Pérez es natural de Laredo (Cantabria) y tiene 43 años. Se emplea a fondo en la cobertura rociera desde 2010 junto a sus otros siete compañeros de los GEAS. "Hay que tener cuidado porque en el río hay poca visibilidad y mucha corriente".

Nunca ha presenciado una caída al río grande, pero sí "algunas escapadas de animales al desembarcar". Ese fue el caso de un caballo que echó a correr por la orilla del coto "y le dimos alcance con nuestras embarcaciones rápidas y saltando a la playa". Vive esta romería tan especial del aniversario "muy emocionado, apreciamos a los romeros y ellos a nosotros".

Tamara, de la Usecic

Desde la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic) llega Tamara. Tiene 38 años y es natural de San Bartolomé de la Torre. Este es su primer Rocío "de puertas para afuera", porque ya pasó otros tres instruyendo diligencias en el puesto de la aldea. Ahora "realmente estoy viviendo el Rocío puro, desde sus entrañas".

Ha trabajado en la Punta de Malandar "ayudando a bajar los carros, ordenando a los peregrinos para que dejen un pasillo a los Simpecados... en definitiva, manteniendo el orden y la seguridad".

De esta experiencia, que asegura que repetirá cada vez que pueda, "lo que más me gusta es el gran nivel de mis compañeros, que son muy profesionales, han vivido muchas romerías y hacen que me sienta tranquila y que aprenda muchísimo". Los peregrinos, asegura Tamara, "nos ofrecen siempre algo, se les ve el cariño que tienen a la Guardia Civil". Como muestra, un botón: "Los hermanos mayores de Sanlúcar se han acercado y nos han regalado la medalla de la hermandad en nuestro 175 aniversario, ha sido muy bonito".

Rosel, de la Usecic

También forma parte de la Usecic Rosel García, natural de Baeza (Jaén). A sus 36 años vive su cuarta romería rociera. "Lo que más me gusta es la colaboración con la ciudadanía, aunque es verdad que el Rocío también marchaba cuando no estábamos nosotros, lo cierto es que ahora lo hace mucho mejor y la gente lo agradece".

Las agentes de la Usecic Rosel y Tamara, en la Punta de Malandar. Las agentes de la Usecic Rosel y Tamara, en la Punta de Malandar.

Las agentes de la Usecic Rosel y Tamara, en la Punta de Malandar. / Pedro Gil (El Rocío)

Este año ha repartido pulseras identificativas para los niños en la Punta de Malandar "y los padres se han mostrado muy agradecidos". La agente adora "el trabajo que se hace en los caminos: ayudando para que todo salga bien te sientes muy útil y piensas que lo que haces sirve para mucho".

Rosel recuerda, por ejemplo, cómo el año pasado "se cayó una chica de un caballo y se rompió una pierna, pues lo agilizamos todo y conseguimos que la ambulancia llegara de Sanlúcar a Doñana en 30 minutos, cuando podría haberlo hecho en tres horas".

Facilitar que "los romeros se lo pasen bien sin que noten nuestra presencia pero que sepan que estamos ahí para ayudarlos" es la clave del éxito de la Guardia Civil, estima. El trabajo es "muy duro y no hay ningún plus, vienes porque te gusta y lo disfrutas", pero merece tanto la pena que "repetiría una y otra vez".

Rafael, de la Agrupación de Tráfico

Pertenece al Subsector de Tráfico almeriense y presta servicio, como viene haciendo desde hace 25 años, en la romería más multitudinaria de España. Rafael Amate, guardia civil de 63 años, señala que "nuestro Rocío empieza en Almería y nos hacemos 570 kilómetros de peregrinación en moto".

Rafael Amate (a la derecha), a la entrada de El Rocío con su compañero Jesús Santiago Marcos. Rafael Amate (a la derecha), a la entrada de El Rocío con su compañero Jesús Santiago Marcos.

Rafael Amate (a la derecha), a la entrada de El Rocío con su compañero Jesús Santiago Marcos. / Pedro Gil (El Rocío)

Él y sus compañeros de unidad regulan la circulación y controlan los accesos por carretera a la aldea. "Lo que más nos encontramos es gente que quiere acceder con su vehículo sin permiso e intenta engañarte". Pero él se queja poco. La Agrupación de Tráfico de la Benemérita instala puntos de control fijos y "otros móviles, como los que están entre El Rocío y Matalascañas y El Rocío y El Pastorcito".

En este cuarto de siglo de romería "algo de rociero se me ha quedado". A la Virgen solo le pide que todo salga perfecto "y que no haga demasiado calor para que el servicio no sea tan duro".

Gregorio, del Seprona

Natural de Cáceres –pero a estas alturas más de Huelva que un choco– es el teniente Gregorio, que dirige el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) en la provincia. Antes con la Usecic y ahora en estas lides, ya atesora "siete Rocíos con este". Su equipo se mueve en moto y quad por los caminos, "donde ejercemos misiones generales para garantizar la seguridad del tránsito, para que sea fluido; y de las personas, para ayudarlas en lo que necesiten".

El teniente del Seprona, Gregorio, sobre su quad. El teniente del Seprona, Gregorio, sobre su quad.

El teniente del Seprona, Gregorio, sobre su quad. / Pedro Gil (El Rocío)

La movilidad del Seprona es extraordinaria. Y no solo por el tipo de vehículos que utiliza, sino porque conoce Doñana como la palma de su mano. "Tenemos asignados los caminos principales: el del Sanlúcar, en Cádiz, el de la Raya Real, de Sevilla, y el de Moguer, en Huelva". Además, apoyan a la Hermandad Matriz de Almonte cuando surca el Camino de los Llanos.

Considera que el dispositivo desplegado por el Instituto Armado es excepcional y "así se trabaja fenomenal, con una respuesta tan inmediata".

Después de siete años dedicando los nueve días de romería a estar "concentrado, fuera de la familia pero también disfrutando del trabajo", uno se acaba "haciendo un poco rociero y se contagia el sentimiento". Esta romería del 175 cumpleaños de la Benemérita "es la más especial y gratificante".

El teniente dirige palabras de ánimo y recuperación a uno de los miembros del Seprona onubense "que el martes ha tenido un accidente de moto en los caminos, pero afortunadamente no está grave y está en casa".

Teniente de los GRS

A sus 25 años, este teniente de la Benemérita dirige el Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) en El Rocío. Natural de la localidad sevillana de Espartinas, se estrena en este año tan especial en la romería almonteña. "No se me va a olvidar nunca, soy rociero como mi familia y he hecho el camino algún año, así que tener tan cerca a la Virgen del Rocío es un lujo; ahora se vive de otra manera, pero también es muy especial", confiesa.

El teniente del GRS posa en la sala desde donde se controlan las cámaras. El teniente del GRS posa en la sala desde donde se controlan las cámaras.

El teniente del GRS posa en la sala desde donde se controlan las cámaras. / Pedro Gil (El Rocío)

Su equipo controla el perímetro de la ermita, "tanto en el exterior como en el interior". En los accesos se procura "que nadie entre con objetos peligrosos" y se registran bolsos y mochilas. Pero además, como si de un Gran Hermano se tratara, "contamos con 16 cámaras fijas y cuatro móviles" para vigilar que todo transcurra con normalidad y atajar de inmediato cualquier incidencia.

Es su primer año, pero valora que "los compañeros han hecho tan buen trabajo durante todos estos años que es fácil adaptarse y todo funciona a la perfección casi por inercia".

David, del Escuadrón de Caballería

Venido del Escuadrón de Caballería de Valdemoro, sobre las arenas rocieras cabalga David García. Tiene 38 años, es natural de Salamanca y esta es su octava romería. "Aquí estoy como en casa, la gente nos lo pone muy fácil y te sientes como un romero más".

David García, a lomos de su caballo en el Charco. David García, a lomos de su caballo en el Charco.

David García, a lomos de su caballo en el Charco. / Pedro Gil (El Rocío)

En El Rocío controla desde las alturas la seguridad ciudadana, pero sus momentos favoritos están en el acompañamiento de la hermandades. "Abrimos paso a los Simpecados cuando llegan a la aldea, por ejemplo a la Hermandad de Emigrantes, a la de Huelva o a la Matriz de Almonte", todo un privilegio.

Él, que no es muy devoto de nada, reconoce que la Reina de las Marismas "tiene algo especial: yo soy de la Virgen del Rocío, le pongo la velita, compro pulseras para los míos y las paso por su manto... y todo nos va muy bien".

Lo que más le preocupa es "la acumulación de gente". Más de un millón se llega a concentrar en la aldea en la romería de Pentecostés. "Nunca he vivido un Rocío pie a tierra pero me gusta verlo desde mi caballo, te sientes parte de todo, es una experiencia única".

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