Curiosidades de Huelva
Ni Aracena ni Moguer, este es el pueblo más visitado de Huelva
Curiosidades de Huelva
El conjunto arquitectónico conocido como la Huerta Noble y ubicado en La Redondela, alberga una de las joyas arquitectónicas más curiosas, y a la vez desconocidas, de toda la comarca de la Costa Occidental onubense. Se trata de un enorme columbario con capacidad para albergar más de 36.000 palomas que se encuentra enclavado en esta antigua hacienda rural andaluza del barroco civil onubense.
Todo el conjunto está inscrito desde el año 2004 en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Lugar de Interés Etnológico, siendo uno de los pocos ejemplos arquitectónicos de una tipología de explotación agrícola muy escasa en la provincia de Huelva.
Y es que el conjunto de la Huerta Noble (hacia 1746 conocido como Nueva Hacienda de Jesús, María y José), es una construcción de finales del siglo XVIII que constituye un complejo agrario en el que se combinaban el cultivo de la tierra (huerta y olivar), con la explotación ganadera, concretamente de palomas, de ahí que albergue tan singular columbario.
Dicho palomar, por su singularidad y por constituir una verdadera joya arquitectónica del barroco civil onubense, es el principal atractivo del conjunto, siendo el mayor de Europa de su estilo y el segundo por sus dimensiones, con un total de 32.000 nidos hechos con jarras de alfarero empotradas en la pared.
El conjunto, ubicado en el kilómetro 1 de la carretera La Redondela-Pozo del Camino, estaba integrado por las instalaciones necesarias para la transformación de los productos agrícolas y ganaderos, muchas de las cuales han llegado hasta nuestros días, aunque en avanzado estado de deterioro. A los aspectos agroindustriales habría que añadir los residenciales y devocionales, conformados por la casa principal de recreo y un pequeño oratorio o capilla. También se conservan los restos de una pequeña casa de labor, el antiguo molino de aceite, una alberca con una noria, y como pieza excepcional, su famoso palomar.
También se conserva de sus primitivas instalaciones una cerca perimetral, de dimensiones rectangulares y dos de sus ángulos achaflanados. En ella había 14 azulejos de gran valor realizados en Holanda en la segunda mitad del siglo XVIII y en los que se representan las estaciones de un Vía Crucis. Para evitar su pérdida fueron extraídos y son objeto de restauración por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, encontrándose en el Museo Arqueológico Provincial de Huelva. Se trata de un magnífico ejemplo de azulejería holandesa realizada por el taller de pintores de cerámica más representativo de la segunda mitad del siglo XVIII. Además, según los expertos, se trata del más completo conjunto de azulejos de este tipo que hay en España.
En relación al columbario, la mayor parte de las fuentes históricas sitúan en 36.000 el número de palomeras (nidos) empotradas en sus gruesos muros, aunque algunas llegan a hablar hasta de 70.000. Solo por destacar algunos datos del singular edificio, único en su género y por sus dimensiones y construido por don Manuel Rivero El Pintado entre los años 1761 y 1771, éste es de planta casi rectangular, de 28,5x14,40 metros y una altura uniforme de 5,5 metros, y está formado por nueve calles longitudinales (norte-sur), cortadas en el centro y extremos por otras tres calles transversales (oeste-este), todas de una anchura de 85 centímetros, excepto la longitudinal de poniente, que incluye un bebedero para las palomas y cuya anchura es diez centímetros mayor que la del resto.
Los nidos están realizados con orzas o vasijas de cerámica, con diámetros de entre 10 y 20 centímetros y una profundidad de 20 centímetros, encontrándose empotrados en las caras de los muros que conforman las calles y en la cara interna de todo el muro perimetral, además de en las paredes de la cúpula que remata el centro de un edificio carente de techumbre desde que fuese edificado, para permitir la entrada y salida de las palomas.
No puede pasarse por alto la figura del artífice de la construcción de este singular conjunto monumental: don Manuel Rivero González, El Pintado. Personaje ayamontino que se distinguió por su actividad comercial, constructiva y política, no sólo en Ayamonte sino también en los cinco pueblos del Marquesado. Pero fue en La Redondela donde adquirió más propiedades agrícolas y donde la Huerta Noble fue su obra más emblemática por su originalidad, sus fines agrícolas, y el aún inexplicable fin que pudo tener en su mente el inmenso palomar.
El Pintado se convirtió en uno de los comerciantes más importantes de la burguesía andaluza del siglo XVIII. Un próspero indiano que reunió un rico patrimonio.
Procedía de una familia honesta vinculada al comercio con América. Su apodo se debe a las manchas de una viruela infantil. Inicia su andadura comercial a los 14 años al enrolarse como grumete en la denominada carrera de Indias.
Como comerciante acaudalado también se interesó por los cargos políticos, llegando a ser alcaide del castillo de Ayamonte y teniente de corregidor y justicia mayor de la ciudad y villas del Marquesado de Ayamonte.
También te puede interesar
Lo último