El pueblo de Huelva donde nadie es forastero y que todos recuerdan por su nombre

Aunque para los habitantes de Huelva su nombre ya resulta cotidiano, este pueblo onubense siempre despierta la curiosidad y las sonrisas de quienes vienen de fuera de la provincia. Su nombre, peculiar y llamativo, esconde una historia que se remonta a siglos atrás.

Diversos medios nacionales han destacado este municipio en sus listas de topónimos más singulares de España. Por ejemplo, el diario 20minutos.es incluyó a Cabezas Rubias en su ranking de los 50 pueblos con nombres más curiosos, simpáticos y, en ocasiones, desconcertantes. Asimismo, la conocida plataforma de viajes Condé Nast Traveler lo destacó como uno de los pueblos con un nombre más divertido de España.

Este tipo de listados muestran que nuestro país está lleno de nombres que parecen sacados de un cuento: Cariño (A Coruña), Ea (Vizcaya), Escucha (Teruel), Adiós (Navarra), Pollos (Valladolid), Malconcinado (Badajoz), Uña (Cuenca) o Peloteos (Granada).

Para los locales, su nombre es habitual, para los forasteros, irresistible: Hablamos de Cabezas Rubias. Este municipio andevaleño, con poco más de 700 habitantes, es el único de Huelva que aparece en estas listas de nombres curiosos y graciosos. Un rincón que incluso ha inspirado un fandango.

"Se fueron las aguas turbias y los malos sinsabores, se fueron las aguas turbias y fundaron sus amores gentes de Cabezas Rubias ¡Ay! Naciendo, las nuevas flores".

El encanto del pueblo no se limita a su denominación. Sus tierras rubiatas han convivido durante siglos con la ganadería y la agricultura tradicionales de la sierra. Sus fiestas, su gastronomía, la naturaleza que lo rodea y la calidez de sus vecinos son una invitación a descubrir el Andévalo más auténtico.

Entre sus joyas patrimoniales destaca la Ermita de San Sebastián, de estilo barroco andaluz y carácter humilde, y el Molino de la Divisa, considerado uno de los más bonitos de la provincia. Formaba parte de la antigua red de molinos que conectaba Niebla con Portugal y fue construido a finales del siglo XVIII siguiendo el modelo mediterráneo más habitual en España. Tras una larga vida de trabajo, hoy se encuentra restaurado, ofreciendo a los visitantes vistas espectaculares del pueblo y de la sierra del Andévalo.

El nombre actual del municipio combina tradición y paisaje: Originalmente se le conocía como Cabeza de Andévalo, y más tarde se le añadió Rubias, en referencia a los cabezos rojizos que salpican su entorno.