La aldea minera de Huelva con nombre de Reina de España que pasó de tener cientos de habitantes a una decena
La aldea minera de Huelva con calles de tierra y gravilla que el paso del tiempo no pudo borrar, te espera a un paso de la frontera portuguesa con todo el encanto y la tranquilidad que buscas
La aldea de Huelva que lucha contra la despoblación donde desconectarás tanto que no te acordarás del móvil
La aldea de Huelva con nombre de montaña a la que se puede llegar andando y donde viven apenas 17 personas entre calles de piedra y casitas blancas
Hay lugares donde el eco de vidas pasadas resuena en cada piedra y donde el silencio es el narrador principal de la historia. Uno de estos enclaves es la diminuta y encantadora aldea de Minas de La Isabel, enclavada en la tierra minera del municipio andevaleño de El Almendro.
Cercana a la frontera con el vecino Portugal, La Isabel es un conjunto de casas blancas que es testimonio del pasado minero de estas tierras, una cicatriz geológica y humana que definió el destino de esta comarca onubense.
Si buscas una escapada rural que combine la nostalgia de un pasado minero con la paz de una naturaleza prístina, has llegado al lugar adecuado, donde desconectarás de toda civilización en una bonita pedanía rodeada de vida campestre y caminos de tierra.
El alma de un antiguo asentamiento minero
La aldea Minas de la Isabel, cuyo nombre es igual a la Reina más importante que tuvo España (La Católica) y también Isabel II, nació y creció al calor del mineral. A diferencia de otros grandes complejos, esta aldea fue un núcleo menor, pero vital, que floreció gracias al manganeso, convirtiéndola en principal productor en el mundo de este mineral a finales del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, con el cese de la actividad minera, sucedió lo inevitable: el éxodo. De albergar unas 300 almas en su apogeo, sus casas se quedaron vacías, iniciando un periodo de declive que la dejó prácticamente en el olvido, habitada por apenas una decena de valientes custodios de su memoria.
La tranquilidad de un poblado andevaleño
Hoy, La Isabel es el ejemplo perfecto de una pequeña población minera que ha sabido mantenerse auténtica, con dignidad y belleza. Sus calles estrechas de tierra y gravilla, conservan ese aire de pueblo-dormitorio en medio de la naturaleza, con viviendas humildes que se alinean como testigos del esfuerzo de generaciones.
Es un placer recorrerlas, imaginando el trajín diario de los mineros, y desde ella comienza la encantadora Vía Verde del Guadiana, que une este poblado con la fronteriza y también minera Puerto de la Laja, en El Granado.
Una ruta ideal para senderistas y ciclistas, y amantes del turismo activo en general, que desean explorar el paisaje que une la provincia de Huelva con el territorio luso, respirando el aire puro del campo.
Además, en esta pequeña pedanía, entre austeras casitas, se encuentra una oferta de alojamiento que es bien bonita y llena de comodidades: La Mina Rural. Un proyecto de turismo sostenible que no solo ofrece refugio y descanso, sino que también promueve la revalorización de este entorno.
Una de sus festividades más tradicionales son las Fiestas en honor a San Antonio de Padua, celebradas en el mes de junio. Una bonita tradición que atesora una de las leyendas más románticas del Andévalo. Los vecinos de La Isabel cuentan que, las mujeres y hombres que buscan pareja y le oran al santo, acaban encontrando a su media naranja en dicha fiesta.
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