Tenis. copa davis

El último objetivo de Rafa

  • Tras una temporada muy complicada por sus lesiones, Nadal afronta la competición que más anhela ganar en 2009 · Está por ver si su proverbial carácter ganador le hace olvidar el fracaso en el Masters

Rafael Nadal, el más joven campeón de la Copa Davis, vuelve al Palau Sant Jordi nueve años después de portar la bandera de aquel equipo que ganó la primera ensaladera contra Australia, aunque ahora la responsabilidad es dirigir al conjunto español a un triunfo contra la República Checa.

Desde que comenzó esta temporada, Nadal dejó claro que su objetivo principal era ganar la Davis. Su baja en la final de 2008 contra Argentina en Mar del Plata le dejó un mal sabor de boca, aunque fuera de los primeros en felicitar a los campeones, y en el año en curso se ha centrado en ocupar un lugar en la formación inicial a toda costa.

El duelo contra la República Checa también tiene coincidencias para Nadal, quien debutó en el equipo español en Brno con 17 años en 2004 y en pabellón cubierto, y derrotó precisamente a Radek Stepanek en el último punto para cerrar la contienda a favor de España por 3-2.

Antes de iniciar este año, Nadal no podía imaginar ni por lo más remoto la serie de acontecimientos que protagonizaría en estos doce meses. Convertirse en el primer español en ganar el Abierto de Australia y firmar un inicio de sesión con cinco títulos (Melbourne, Indian Wells, Montecarlo, Roma y Barcelona) hacían prometer una temporada espléndida, pero dos lesiones le infligieron una herida que se ha dejado notar hasta el final, con Federer de nuevo en el trono del tenis mundial.

La primera se produjo en Roland Garros, cuando sus rodillas, maltrechas ya desde Madrid, le impidieron afrontar con garantías su partido de octavos ante el sueco Robin Soderling, su verdugo y autor de una derrota que le impidió optar a ganar su quinto título consecutivo en París.

Faltó a Wimbledon a defender su corona y llegó, también maltrecho, al Abierto de Estados Unidos, herido con dos centímetros de rotura abdominal y pese a todo llegó a las semifinales. La solución, volver a parar y perder el ritmo de competición.

El desenlace, una semifinal en Pekín, la final de Shanghai y una pobre actuación en el Masters de Londres, donde se marchó perdiendo seis sets, incapaz de ganar uno solo ante Soderling, Davydenko y Djokovic, respectivamente.

Falto de confianza y después de haber admitido que el divorcio de sus padres le hizo estar “fuera de este mundo” en determinados momentos, llega Nadal a la final de la Davis con números poco esperanzadores para él, pues antes de caer con Federer en la final de Madrid había ganado a 14 jugadores situados entre los diez primeros. Después, sólo ha podido con el francés Jo-Wilfried Tsonga y ha doblado ocho veces la rodilla ante los mejores.

Sus cifras, 64 victorias y 11 derrotas, le han mantenido aunque con notorio peligro de perderlo, en el segundo puesto de la clasificación mundial, con Djokovic acechando. Ahora, la lucha por el objetivo inicial al principio de la sesión le llega este fin de semana, donde su formidable adaptación a la tierra espera dar sus frutos y conseguir por segunda vez (Sevilla, diciembre de 2004) un título que le emociona.

El equipo checo

Radek Stepanek: El líder ha cuajado una gran campaña.

Apodado el Gusano, ha acabado el 2009 el 12 del mundo por su gran regularidad. Su estilo, de formidable saque y excelente volea, le ha hecho acreedor de un nombre propio en pistas rápidas y sobre todo cubiertas. Entrenado por Petr Korda, amasa en su historial cuatro títulos individuales, dos de ellos ganados este año en San José y Brisbane.

Tomas Berdych: Un talento que no acaba de explotar.

El gran talento del tenis checo ha transitado por los últimos cursos sin definir del todo las prometedoras advertencias que ejerció en sus inicios. Incapaz de seguir el ritmo de otros que irrumpieron al tiempo y en situación similar, no ha podido asumir el liderazgo checo. Nueve finales acompañan a su historial, con éxito en cinco. La más llamativa, el Masters Series de París, en el 2005.

Lukas Dlouhy: Una bala en la recámara checa.

Resignado a su condición de sobresaliente doblista, es una alternativa más para Jaroslav Navratil, un estratega conservador y poco dado a los cambios. Dlouhy forma con el indio Leander Paes una de las parejas más reputadas del circuito. Formaron parte del Masters de dobles como cuarta pareja del circuito. Ganaron Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos.

Jan Hajek: Afronta la ocasión de su carrera.

La sequía tras Stepanek y Berdych ha instaurado a Jan Hajek en la tercera raqueta checa. A los veintiséis años, aún obtiene sus principales logros en torneos menores. Tiene tan sólo tres partidos de la ATP disputados en el 2009 y una sola participación en la Copa Davis, en la semifinal contra Croacia. Su tope estuvo en el año 2006, cuando fue el 71 del mundo.

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