Alavés-Recreativo de Huelva

Un líder no apto para cardíacos (3-3)

  • El Decano desperdicia las mejores ocasiones en la primera parte, se deja ir 3-1 e iguala el partido en un arreón final frenético. Sus propios errores defensivos dieron a los vitorianos opciones para sumar un punto

El líder sigue empeñado en hacer sufrir a los suyos, en forzarlos a pasar malos ratos con finales más o menos felices. Pero es un juego peligroso ese que exige apurar al límite. No siempre sale cara. Ningún conjunto, por muy fuerte que sea en ataque, puede permitirse necesitar tres goles para no caer. No ya para ganar, que sería lo razonable en esos casos, sino para arañar un punto cuando veía los tres perdidos. Al menos demostró en Vitoria que su fuerza arriba es tremenda, que impone un respeto que cuenta mucho a los oponentes, que mentalmente es impresionante y, fundamentalmente, cortó la sangría de las dos derrotas consecutivas.

ElDecano jugó a la ruleta rusa en Mendizorroza. Probó su fortuna. Se dejó ir 3-1 frente a un oponente que mostró muchas carencias. En ocho minutos igualó una contienda perdida que no debió dejar ir. Fue tan responsable del empate final como culpable de la situación extrema a la que llevó el partido.

No pudo comenzar mejor. El Recre robó el cuero, lanzó el contragolpe por la izquierda a la caída de Joselu. El onubense colocó el balón algo atrás, pero Linares se rehizo con clase para girarse en medio metro y cruzar ante Goitia. Una baldosa. No necesitó más a los siete minutos del encuentro.

Se fabricó un gol sin espacio y luego falló la más clara. Un balón suelto en el área a punto estuvo de convertirse en el segundo tanto recreativista. Linares recibió delante del portero local y la picó en exceso. Confianza o pérdida de referencia, ni el propio delantero se creyó que lo balón no acabase dentro. Ahí estuvo el partido.

Acto seguido respondió el Alavés con una acción clásica. Una rápida jugada por la banda derecha y centro al primer palo. El movimiento de delantero centro de Ion Vélez fue de categoría. Se adelantó lo justo a Ruymán para firmar una definición casi inapelable para Cabrero (17’).

El Decano tuvo el encuentro en aquella jugada de Linares que se marchó al limbo. Pasó de dominador a dominado. El Alavés se hizo con el mando del choque. Al Recre le tocó apretar en defensa. No pasó excesivos apuros, aunque mantuvo demasiado abierto el duelo y expuesto a una acción local. Se empleó entonces a la contra. Álvaro Antón la tuvo. Su marcador se comió el balón, el burgalés controló y pisó el área. Luego tomó la decisión más difícil. Con espacio para golpear optó por amagar para cruzarla después. La defensa vitoriana se le echó encima y abortó la acción.

No perdonó el Alavés en la suya. El Recre pagó el precio de no parar un contragolpe en el centro del campo. Pudo hacer la falta y no la hizo. Permitió a su rival dibujar el mismo movimiento. En esta caso el balón llegó desde el otro costado. De nuevo a un toque Ion Vélez la colocó junto al palo de Cabrero. Mal la primera línea de contención al no detener el germen de la jugada y peor la defensa al ceder de nuevo en idénticas circunstancias. Inexplicable contar con Zamora en el medio para limitar esas acciones y caer en ellas. Lesma López hizo el resto. Señaló penalti en una mano involuntaria de Morcillo tras un centro lateral. Borja Viguera se sumó a la fiesta en el 48.

El Recre adelantó líneas y buscó a su rival. Al Alavés no le sorprendió. Se replegó bien y lo buscó a la contra. Sergi movió sus piezas. Buscó la profundidad de Ezequiel por la banda. Se guardó unos minutos la baza de Jonathan Valle. Tiró de él en el último cuarto de hora. Ni un minuto tardó en echarse la mano a la rodilla, girarse al banquillo y pedir el cambio. Se encendieron todas las alarmas. Gallegos entró en su lugar.

Demostró casta y pegada el Recre. Atrás evidenció sus carencias y arriba sus virtudes. En cuando apretó el acelerador al Alavés se le vino el mundo encima. Los vitorianos se encerraron. Fue tanto una decisión propia como fruto del empuje albiazul en ocho minutos frenéticos.

Se vio entonces al verdadero Recreativo y también al auténtico Alavés. Dos conjuntos parejos en su construcción pero diferenciados en sus recursos. Con argumentos arribas y debilidades atrás. En cuando el balón comenzó a merodear el área de Goitia empezaron los problemas para los locales. La parroquia local se lo vio venir.

Era abrir la lata. Hacer un tanto para entrar en el partido. Luego, el fútbol marcaría sentencia. Y lo hizo. Álvaro Antón hizo el segundo. Ezequiel ganó bien por la banda, haciendo eso que se le pide a los extremos y que a veces se empeña en olvidar. La puso atrás y el burgalés definió con su clase habitual.

El poco orden vitoriano se deshizo. Ya no hubo Alavés. El Recre siguió insistiendo, atacó y atacó. Lo hizo ya sin control. Buscó la portería por cualquier vía y la encontró de la forma más inesperada. Presa del pánico el local Óscar Rubio hizo el tanto del empate. Un punto válido que no debe solapar las dudas atrás.

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