Sal de mi ola, forastero
Chamba, tras proclamarse subcampeón del mundo de Ultraman: “Quiero seguir escribiendo esta historia”
El atleta valverdeño, que mejoró en hora y media su marca del pasado año en Hawaii, cuenta a 'Huelva Información' cuáles son sus sensaciones y cómo vive los días posteriores a la dura prueba
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Chamba continúa escribiendo su propia historia. Hace ya casi una semana que se proclamó subcampeón del mundo de Ultraman en Hawái y todavía “estoy con la pena que te entra postcarrera”. El valverdeño batió en una hora y media su registro del pasado año, cuando se hizo con el campeonato.
El atleta se encuentra “muy bien, aunque ahora con la pena esta que te entra postcarrera y que psicológicamente te deja hecho una mierda”, reconoce sin pelos en la lengua a Huelva Información. Aun así, y pese al periodo que vive ahora tras la hazaña en Hawái, el “objetivo 2026 ya está en mi cabeza, buscando todo lo que pueda dar para la financiación y entrenando, y poco a poco empezar a poner el ritmo, pero te quedas vacío y te machacas tú solo”, señala.
La isla es “mágica y cuando llego allí es como si algo fuera diferente, como si todo cambiara”. Allí aterrizó junto a su equipo días antes del reto que tenía por delante y no fue nada fácil. “Creo que ha sido la carrera donde más presión me he generado a mí mismo porque los dos días previos han sido los más duros de mi vida psicológicamente; de hecho, ni hablaba, y yo no soy así”, dice.
“Me presionaba y no me conformaba con estar allí. He ido muy fino de peso y me preguntaba: ¿Aguantaré los tres días?’. Él mismo se cuestionaba, a la vez que “me encontraba físicamente como mejor me había encontrado en mi vida, y sigo con mejoras. En bici tengo mucha, y yo no quiero estar aquí de paseo; fueron días para mí brutales, de mal”, apunta Chamba.
El primer día del Campeonato del Mundo de Ultraman le deparaba 10 kilómetros a nado y 145 kilómetros de ruta en bicicleta. “Hicimos la misma estrategia que el primer año, nadando pegados a la costa, y nos salió rana porque había muchas corrientes. Iba serpenteando y, cuando llegué al kilómetro 10, levanto la cabeza y no veía la boya. Me había metido dentro de un coral, que eso es muy peligroso. Es como si estuvieras en una cunita, no te deja avanzar. Me empecé a agobiar, empecé a hiperventilar y, como pude, empecé de nuevo a nadar”. Salió del agua, nadó un kilómetro más e hizo un tiempo de 3 horas y 22 minutos.
“Me mató un poco, pero me iba con la bici, que es mi terreno, y empecé superbien, superconfiado, mucho más rápido que el año pasado y mucho más fuerte”. Chamba había conseguido recortar al canadiense -“que era uno de los favoritos”- más de 20 minutos. “Lo tenía a seis, que era el segundo, y yo iba tercero y muy contento. Al primero no le pude recortar mucho porque es el más bestia que hay, pero los tiempos eran muy parejos”.
El segundo día de la prueba, una ruta de 276 kilómetros en bicicleta que partía del Parque Nacional de los Volcanes para regresar a la Bahía de Keauhou, le planteaba otro tipo de reto: “Yo sabía que le beneficiaba a los cinco primeros menos a mí, porque eran 178 kilómetros de llano y bajada, y yo soy muy chico y peso muy poco, y ahí sufro mucho”. Hasta el kilómetro 188 no se empieza a subir. “La estrategia era no descolgarme de ellos, ir pegado, y eso me iba matando, porque me llevé 178 kilómetros detrás del canadiense y del japonés e iba sufriendo mucho. Pero si voy con ellos y llego ahí, y son 100 kilómetros donde yo puedo apretar, ellos van a sufrir. Dicho y hecho: llegué al kilómetro 178 —y ahí, claro, yo iba más cómodo— y ellos se empezaban a quedar, me cogían, se quedaban, me cogían… hasta que ya apreté, apreté, apreté más en la última subida, y al canadiense le abrí 12 minutos. Le recuperé los seis que me llevaba y le metí seis, y al japonés le volví a meter otros tantos. Entonces ya abrí un hueco. Claro, yo estaba supercontento otra vez. Recorté el tiempo y encima me encontraba mucho más fuerte que otros años”.
La tercera y última etapa del campeonato era una doble maratón —84 kilómetros— desde Hawi hasta Old Airport Park, que terminó tercero con una marca de 6:48:42. Solo el ruso Max Kniazev fue más rápido que el valverdeño en el conjunto de los 515 kilómetros: a nado en aguas oceánicas, en bicicleta de ruta y en la doble maratón a pie. En la carrera del último día “me preocupaban el japonés, Matsuda Terumasa, y el canadiense, David Matheson, y en los tiempos que había visto corrían más rápido que yo, habían hecho mejores marcas”.
Aun así, “ha sido increíble. De hecho, siempre corro con un asesor y este año quería estar solo conmigo mismo, mi mente aislada, y es lo único que quería: la soledad con la que entreno todos los días”. Al final terminó en seis horas y 48 minutos, un tiempo en el que “el canadiense fue pegado a mis pies, no se separaba; esto es un mano a mano, pegado a mí”. La estrategia de Chamba era cambiar de zapatillas en el kilómetro 42: “Para cambiarlas dije: Voy a acelerar un poco para por lo menos sacarle un poquito de margen, porque si no, cuando me pare, se me va. Pues claro, arranqué y me di cuenta de que se quedó. Se quedó muy fácil porque él no sabía que yo me iba a cambiar las zapatillas. Me dio tiempo a cambiarme las zapatillas y me cogió”. Se cambió y “salí otra vez muy rápido, y ahí se quedó ya. Ya vio que no me podía coger. Me crecí, fui abriendo y abrí 40 minutos. Psicológicamente se hundió. Pero al final era su juego y no le salió; el deporte es así”.
Una vez cruzó la meta, le preguntaban cómo lo hacía para estar otro año más en el Campeonato del Mundo de Ultraman, y les contestaba que “yo no sabía, pero que para mí esto es un estilo de vida, me hace sentir muy bien y no iba a parar; aquí quiero seguir todavía”. Su mente ya está en el del próximo año.
“Quiero seguir escribiendo esta historia”, apunta. “El año que viene me encantaría estar de nuevo en Hawái, pero también en México, a quien le han dado la Copa del Mundo para los tres próximos años”, porque Chamba es el único “atleta en el mundo que ha hecho podio en cinco Copas del Mundo, además de un campeonato y un subcampeonato del mundo. Pero es que ahora sería el único que tiene seis, porque en México voy a estar en el podio”, sueña.
Ya tiene planificado hasta 2027 y “me encantaría estar en México y en el Campeonato del Mundo, pero es inviable económicamente porque una es en octubre y otra en noviembre. Se podría, pero no sabríamos hasta qué nivel podríamos dar, y para ir a un campeonato del mundo a arrastrarte, no tiene sentido porque económicamente es mucha pasta”.
De momento, Chamba recupera su rutina y ya ha empezado a entrenar de nuevo para recuperar fuerzas tras todo lo vivido en Hawái, su lugar en el mundo.
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