Descensos malditos

Luis Ocaña en 1971, Pedro Delgado en 1984 y Joseba Beloki en 2003 dijeron adiós a sus opciones de podio e incluso de victoria tras sufrir caídas en Menté, Joux Plane y La Rochette

Armstrong evita a Beloki en el descenso a La Rochette camino de Gap; el ciclista del ONCE se fracturó la clavícula y dijo adiós a la carrera.
Armstrong evita a Beloki en el descenso a La Rochette camino de Gap; el ciclista del ONCE se fracturó la clavícula y dijo adiós a la carrera.
D. Sánchez Jerez

16 de julio 2014 - 05:02

"El Tour sólo se gana cuando se cruza la línea de meta de los Campos Elíseos". Habremos escuchado o leído esta frase miles de veces. El pasado lunes volvió a cobrar todo su sentido. En el descenso del Petit Ballon, en los Vosgos franceses, a 70 kilómetros por hora, Alberto Contador se despidió de su tercer Tour. Sólo él sabe cómo pudo hacer 20 kilómetros con la tibia derecha fracturada. La frase "los ciclistas están hechos de otra pasta" es también muy recurrente.

Para ganar una gran carrera por etapas, no digamos ya el Tour de Francia, hay que llegar no sólo en una forma excepcional sino también con una salud de hierro y tener una importante dosis de buena suerte. Contador se rompió la tibia bajando el Petit Ballon cuando al intentar echar mano a su maillot para coger un alimento la bicicleta le hizo un extraño al coger un bache. Una fatalidad. Vincenzo Nibali, que iba justo detrás del campeón español, pudo evitarlo de milagro. Chris Froome, ganador en la edición de 2013, tuvo que abandonar días antes, en la temible etapa del pavés, tras caerse tres veces en dos días.

En el ciclismo, fatalidad y fortuna van de la mano. No es la primera vez que un favorito al triunfo final se deja todas sus opciones en un descenso. En 1971, Luis Ocaña marchaba líder con varios minutos sobre Eddy Merckx. El belga necesitaba recuperar tiempo y en el descenso del Col de Menté, bajo una lluvia torrencial, lanzó su ataque. El Caníbal, en una curva de izquierdas, se fue a la cuneta pero pudo controlar la bici y proseguir la marcha. Ocaña, que iba justo detrás, chocó con una piedra y se fue al suelo. No volvió a subir a la bici. Merckx recuperó el amarillo, que se negó a portar al día siguiente homenajeando a su rival, y finalmente consiguió su tercer Tour consecutivo.

En 1984, Pedro Delgado ya despuntaba como el gran corredor que fue. Marchaba bien clasificado en la general aunque a varios minutos de Laurent Fignon, que a la postre sumaría su segundo Tour consecutivo por delante de Bernard Hinault y Greg Lemond. En el ascenso al Joux Plane, el segoviano se lanzó en pos de su compañero Ángel Arroyo, pero, tras coronar segundo, en el descenso sufrió una grave caída, según se explicó, al reventarle un tubular. Perico pudo llegar a la meta, pero al día siguiente hubo de retirarse con una fractura de clavícula. "Los ciclistas están hechos de otra pasta".

En 2003, Joseba Beloki se veía en condiciones de disputarle el Tour a Lance Armstrong. El estadounidense -años más tarde despojado de sus siete entorchados- ya portaba el amarillo e iba camino de igualar la marca de los cinco tours consecutivos de Miguel Induráin, quien del 91 al 95 no sufrió ninguna una caída, ni siquiera un resfriado.

El 14 de julio -curiosamente el mismo día en que Contador dijo adiós- se subían Lautaret, Izoard y La Rochette antes de llegar a Gap. En el descenso del último puerto, Vinokourov -hoy jefe de Nibali en Astana- iba por delante. En el grupo de favoritos, Beloki imprimió un fuerte ritmo en el descenso y por detrás Armstrong no le quitaba ojo. La bicicleta le hizo un extraño al guipuzcoano justo antes de trazar una curva de derechas. Un latigazo que le provocó un fuerte golpe con el suelo. Armstrong lo esquivó, se fue a la cuneta, luego al prado durante unos 100 metros, desembocando de nuevo en la carretera, a la que se incorporó en unas imágenes que han pasado a la historia del Tour y del ciclismo. Beloki, con evidentes signos de dolor, se retorcía en el suelo. Fractura de la clavícula y adiós a sus posibilidades de victoria.

El abandono de Alberto Contador ha sido el último episodio de una larga lista de fatalidades. En el Giro, este mismo año, Purito Rodríguez también tuvo que abandonar por una caída en la misma etapa en la que Vicioso se rompió el fémur y la tibia.

Con todo, éstos lo pueden contar. El italiano Fabio Casartelli, campeón olímpico en Barcelona 92, falleció en 1995 tras una caída en el descenso pirenaico del Portet d'Aspet y, más lejano en el tiempo, en 1934, el español Francisco Cepeda también perdió la vida, en su caso en el descenso del Galibier.

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