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Cartaya y Espeleño se citan en un duelo que es a vida o muerte por la salvación

La AD Cartaya, en el último encuentro en casa con el Bollullos.

La AD Cartaya, en el último encuentro en casa con el Bollullos. / Rafa del Barrio (Cartaya)

La situación es la siguiente. Y la ponemos en valor para saber la inmensidad de la cita, enorme, en importancia de cara al presente pero con la vista puesta en el futuro, que Tercera entra en plena madurez y ahora es todo en el extremo, o bien o mal, sin término medio, no hay colores grises, blanco o negro, el cielo o el infierno.

Cartaya y Espeleño se citan en la jornada 23 del campeonato y hace tiempo que se declararon enemigos íntimos. El paralelismo que describen es asombroso tanto en División de Honor como en Tercera. Es como si el destino les hubiese emparejado para bien o para mal. Y da la casualidad que siempre con los mismos objetivos; o subir o mantenerse.

A saber. El Espeleño, en los albores de la Liga daba la impresión que era carne de descenso. Sin embargo, su reacción ha sido brutal hasta equiparar su dolor con el de los equipos que ahora son semejantes en la pena. De desahuciado ha pasado a ser una clara amenaza por un puesto en Tercera la próxima temporada. Eso se llama paciencia y fe en el trabajo del entrenador. Sin aspavientos, ha logrado sostenerse. Y se pone, en Cartaya, ante la posibilidad de seguir navegando en la media sonrisa, cargada de picardía. “Aquí estamos”, dirán. Y con eso se sienten tan fuertes como el que más.

Tiene 24 puntos, exactamente los mismos que el Cartaya y tienen una particularidad que se asemeja a lo que le está ocurriendo al conjunto rojinegro; bajan prestaciones fuera de casa. Por ahí quiere el Cartaya dar la primera dentellada. El equipo de Juanma Rodríguez, carnaval fuera y coro afinado dentro, se agarra a esa circunstancia, más mental que estadística, para pensar que puede dar un golpe de efecto y cambiar su pena y su semblante. Un domingo es fiesta y al otro entierro de la sardina.

Es digno de estudio el comportamiento de los rojinegros. Fuera se derriten y en casa parecen de granito. Veremos sin bajo esa versión le da para sostenerse en la categoría. En todo caso, es jugar con fuego y saben lo que ocurre cuando se maneja calores extremos. El Cartaya está de psicólogo.

Redondeando el panorama, es un partido, como tantos otros esta temporada, en el que estornudar es peligro de muerte. Al Cartaya le quedan cuatro partidos en casa. Espeleño, Coria, Pozoblanco y Córdoba B. En teoría, tres asequibles y uno más complicado. Aunque fijar las cuentas en eso sería equivocarse. Todo indica que aparte de sacar los partidos de casa, necesitará sumar algo también fuera para no echar mano de las cábalas, sobre todo porque es posible que no solo caigan tres como estaba previsto en un principio, sino que lo haga alguno más, dependiendo de lo que ocurra con Segunda Federación.

Franci Ruiz, desconocido en sus últimas versiones, será baja por sanción y el entrenador espera contar con Paco Benítez, una especie de jugador de esos que no solo aporta en lo futbolístico, sino en el aspecto espiritual.

Otra cuestión es que se espera que el técnico se olvide del experimento que puso en práctica en Conil, con defensa de cinco. Es cierto que la expulsión de Franci Ruiz lo condicionó todo. Pero acudir a experimentos a estas alturas de la Liga es descatalogar lo aprendido de memoria. Y eso es altamente peligroso.

Así el asunto, lo más lógico es que el Cartaya salga con Marco Montaño en portería, con Manuel, Espuny, Paco Benítez y Novoa en defensa, con Ulloa y Juanma Galán en el centro, con Rubén Cabeza, Miguel Fernández y Lolo por delante y con Diego Vargas en la punta del ataque.

Cartaya-Espeleño, no va más. Enemigos íntimos. Partido por una plaza en la tranquilidad de la tabla. Luego quedarán batallas varias. Pero el que gane aquí darán un paso enormemente importante.

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