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Cartaya/Hay cosas que se intuyen al primer golpe de vista. A una jornada para que finiquite la primera vuelta del campeonato, Cartaya y Ayamonte andan a la búsqueda de la relativa tranquilidad, algo que se intuía, no iba a ser fácil por todo lo que comporta esta categoría, llena de lobos con colmillos afilados, con potenciales que exceden de las opciones reales de los dos equipos protagonistas, de cara a un derbi que puede hacer mella o elevarte, sin término medio, sin medias tintas, porque la situación, sin ser dramática, es altamente importante para la salud de ambos.
El conjunto de Limón llega a la cita fuera del descenso pero con medio pie en el precipicio, un punto por encima, o un suspiro, como prefieran. Por su parte, el equipo de la Puerta de España, comparece en los puestos calientes después de perder ante el Xerez en al partido pendiente que tenía. Caer ante los jerecistas entraba dentro de lo posible. Lo que verdaderamente le hizo daño fue perder ante el Cabecense.
Un punto les separa, luego el partido no solo se viste de final para el presente sino que será una señal para el futuro. El Cartaya no se ha movido en el mercado invernal, solo algunas bajas que no contaban y el alta de Ceada, un chico del filial y el Ayamonte rastrea posibilidades aunque no lo tiene fácil. Otra vez el dinero, que es el que manda.
Así la cuestión, los entrenadores tendrán que cuadrar sus armas con lo que disponen y chitón. No hay otra. El Cartaya no puede fallar y el Ayamonte tampoco. Es posible que los locales, por esa condición, tengan, apuntan algunos, algo de más favoritismo. Pero en citas así, de las de toda la vida aunque la rivalidad haya cambiado, como los tiempos, todo se iguala, Además, al Ayamonte no le resultará extraña la superficie de césped artificial porque se juega en el Pedro Jurado y no en el Luis Rodríguez Salvador. El estadio no está en condiciones mínimas para acoger un partido.
Si algo conocen bien tanto Cartaya como Ayamonte es saber cómo se defiende. Limón y Ceballos son especialistas en preparar partidos cargados de trampas, de bloques bajos, de cerrar todas las vías que conducen a sus guaridas. Si se confirma la teoría, entonces será un partido de corsé, de pocas opciones de gol y con suma importancia para el balón parado.
Otra cosa es que con el despertar del año nuevo hayan cambiado hábitos o despertares de las neuronas de la locura. Sería una sorpresa. En todo caso, a ninguno les sirve empatar y mucho menos perder. Por eso, simplemente por eso, se esperan propuestas que adornen el partido y cambien radicalmente los pensamientos iniciales de la mayoría de los aficionados.
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