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¡Agua va!

  • La vasca Chourraut confirma los presagios que bajaban de las aguas bravas y se cuelga el bronce · Mireia Belmonte buscará más metal en el 800 · La estadounidense Gabrielle Douglas sorprende a la rusa Komova en la final individual de gimnasia

Ahora que aprieta la canícula y que encima Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, calienta aún más el ambiente en España echando fuego por la boca, resulta especialmente gratificante la sinfonía acuática que mana desde Londres. La ilusión rojigualda sale a flote. Y a veces, hasta remonta contracorriente. Así lo hizo la piragüista vasca Maialen Chourraut para alcanzar el bronce en la final de K-1 de aguas bravas, segunda medalla que conquista la delegación hispana un día después de que Mireia Belmonte zanjara la espera en la piscina. Para la sequía, qué mejor que el agua.

Porque es en el agua donde los Juegos, a falta de que el atletismo arranque hoy, están deparando los episodios más épicos, los que perdurarán y darán la distinción a Londres 2012. Michael Phelps, que no ha permitido que Lochte usurpe su trono, ya ha sido campeón olímpico individual en tres ediciones: Atenas, Pekín y Londres. Su final de los 200 estilos fue acorde a la grandeza de su figura. La dominó de principio a fin. Sacó la previsible ventaja en la mariposa, no cedió ante Lochte en la espalda, aguantó en su peor estilo, la braza, y se marchó hacia la gloria en el libre. Se quedó a 27 centésimas del récord mundial de... Lochte. Qué más da. Ya atesora 20 medallas olímpicas: 16 oros, 2 platas y 2 bronces. Si se cuelga otras dos en los 100 mariposa (la final, hoy) y en los relevos 4x100 estilos (mañana), igualará la mítica cosecha de España en Barcelona 92: 22 preseas. O más bien la mejorará: casi todas las suyas son doradas.

Ayer cayó otro récord del mundo en la piscina. La estadounidense Rebecca Soni es la primera mujer que baja de 2 minutos y 20 segundos en los 200 braza (2.19,59).

España, como Soni, se ve segura en el agua. Y si baja brava, mejor. Ander Elosegi y Samuel Hernanz se llevaron sendos diplomas en el C-1 y el K-1, y Maialen Chourraut, dos veces subcampeona del mundo, no desaprovechó la ocasión de darle el espaldarazo a un deporte minoritario, cuya imagen sale muy potenciada a los ojos del aficionado español no iniciado.

El piragüismo de aguas bravas cuenta con un hándicap colosal: las instalaciones para practicarlo están contadas. Pero su exuberancia natural se ha multiplicado con las realizaciones televisivas de las pruebas olímpicas, preñadas de emoción y plasticidad. Los Juegos descubren pequeños secretos a medida que los avances, en este caso las cámaras ubicadas en ángulos antes desconocidos, permiten disfrutar de la competición en toda su plenitud.

Chourraut, que se quedó fuera de la final de Pekín con 25 años, se presentó en la final con el segundo mejor registro y aunque no empezó el descenso definitivo con buen son, se vino arriba en el tramo final y sólo la francesa Fer y la australiana Fox resistieron su empuje. Las tres entraron en una horquilla inferior al segundo. Pudo ganar cualquiera. Pero el bronce sació a la vasca, que reivindicó el trabajo de todo su equipo.

También Mireia Belmonte da lustre al equipo español de natación a golpe de brazada. Y quiere seguir avanzando por la calle de la gloria, esta vez en crol. Hoy pugnará en la final de los 800 metros después de firmar ayer por la mañana el cuarto mejor tiempo de las series. Parece que la británica Rebecca Adlington nadará en solitario hacia el oro, pero se abre el abanico hacia la plata y el bronce. Subir al podio obligará a la catalana a superarse. Su mejor marca está en los 8 minutos y 22 segundos y ella mismo reconoce que el podio exigirá los 8.20. Y si el miércoles nadó con el corazón hasta la plata, hoy lo debe hacer con cabeza. Ir a su ritmo y que la danesa Friis y la estadounidense Ledecky no dosifiquen bien los esfuerzos.

Más esperanzas que amerizan: sobre las impetuosas aguas de Weymouth, la sevillana Marina Alabáu cruzó su tercer día de competición. Fue quinta en la primera regata del día y segunda en la siguiente, y ya disputadas seis regatas, suma 7 puntos. Descarta el quinto puesto de ayer y suma sus tres primeros puestos y sus dos segundos. Marina debe mantener su regularidad en las cinco mangas que tiene por delante, ya que su perseguidora en la clasificación, la polaca Zofia Noceti-Klepacka, suma sólo 12 puntos tras sus dos primeros puestos de ayer, con lo que descarta el resultado de la tercera manga, en la que fue duodécima.

También son mujeres las que alientan la otra opción española de medalla en la vela. El Match Race-Elliott 6 que patronea Támara Echegoyen y tripulan Sofía Toro y Ángela Pumariega es tercero a falta de una regata para cuartos de final.

Más sensaciones positivas que flotan en una piscina: el equipo español de waterpolo, que con su victoria ante los australianos (13-9) ve más cerca los cuartos. Ya piensan en su pulso con Grecia, que les puede facilitar un cruce asequible.

Los equipos, junto a las competiciones acuáticas, siguen evitando que la delegación rojigualda caiga definitivamente en un estado depresivo. La selección de balonmano le marcó las distancias a los animosos coreanos (33-29) y se metió en los cuartos con sólidas ilusiones de medalla.

Gasol y compañía también saltaron ayer a escena y supieron sufrir con los anfitriones (79-78) en una jornada que se presumía valle, pero que les obligó a apretar. Ahora hay que amarrar la primera plaza del grupo ante rusos y brasileños para evitar a EEUU hasta la final.

El tenis en equipo también centra ya las esperanzas en el All England Tennis. Almagro, con su lesión de hombro, protagonizó el contratiempo español de cada día ante Murray en los cuartos de final, pero poco después Feliciano López y David Ferrer despacharon a los croatas Cilic y Dodig por 6-4 y 6-4.

Y más dúos pujantes en la arena: Pablo Herrera y Adrián Gavira ganaron por 2-0 a los japoneses y certificaron su pase a octavos, como las españolas Liliana Fernández y Elsa Baquerizo.

Si el deporte español es más digno en el agua y en equipo, una estadounidense de 16 años dignificó ayer la gimnasia en el aire y en la especialidad individual -por equipos también se colgó el oro-. Gabrielle Douglas hizo historia al convertirse en la primera gimnasta de raza negra en ganar el concurso completo. Dominó siempre y aguantó el acoso de la rusa Victoria Komova, que no reprimió sus lágrimas de tristeza. La plata le supo bastante más amarga que a Mireia.

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