Vicente

Desmadre en el barrio

Crítica de Cine fila siete

'MALDITOS VECINOS 2'

Multicines La Dehesa Islantilla, Cines Aqualon Puerto Huelva, CineVip Lepe, Al Andalus Punta Umbría y Cines Artesiete Holea Huelva.- Producción: Estados Unidos, 2016.- T.O.: 'Neighbors 2: Sorority rising'.- Duración: 92 minutos.- Dirección: Nicholas Stoller.- Guión: Andrew Jay Cohen, Brendan O´Brien, Evan Goldberg, Seth Rogen y Nicholas Stioller.- Fotografía: Brandon Trost.- Música: Michael Andrews.- Montaje: Zene Baker y Michael A. Webber.- Intérpretes: Zac Efron, Seth Rogen, Rosse Byrne, Dave Franco, Chloë-Grace Moretz, Ike Barinholtz, Carla Gallo, Christopher Mintz-Plasse, Kiersey Clemons

En una actualidad cinematográfica plagada de secuelas y continuaciones -no hay más que ver la cartelera- a los habituales del cine no les extrañará la vuelta de un tema que cuenta con viejos precedentes, pero que tiene uno más inmediato en Malditos vecinos, la película que vimos en 2014, dirigida por el mismo Nicholas Stoller y protagonizada por casi los mismos intérpretes y con idéntico equipo de producción, incluido uno de sus protagonistas, Seth Rogen, que, además de actor, es autor del guión y productor. Sin ánimo despectivo diríamos que son los mismos perros con los mismos collares. Añadiríamos, a mayor abundamiento y confirmación de su argumento narrativo, que nos presenta el mismo cuento si no variara el género de los causantes del motivo que inspira la película. En este caso no son chicos sino chicas. Pero está mucho mejor contado. Esa es la diferencia.

Y es que Mac y Kelly Radner los personajes que encabezan este relato, esperan un hijo y conscientes de sus obligaciones con el nuevo miembro de la familia que viene en camino, deciden comportarse como verdaderos adultos, que en su día no lo fueron como se recordará, y marcharse a vivir a las afueras de la población buscando una zona más tranquila. Persuadidos de su acierto y seguros de que será fácil vender su casa, se enteran de que una joven fraternidad femenina ha alquilado la casa vecina. Resulta que un grupo de universitarias, hartas del sistema sexista y restrictivo de la Universidad, han decidido trasladarse a una mansión próxima al campus donde nadie ponga cortapisas a su libertad y a sus deseos de hacer cuanto quieran cuando les venga en gana. Dispondrán así de una casa en un barrio tranquilo donde podrán organizar las más ruidosas fiestas que antes no podían, celebrar. Los Radner se alarman y contando con sus buenos amigos Jimmy y Paula, tratarán de evitarlo y para ello nada mejor que contar con "alguien que se entienda con jóvenes estúpidos", como asegura Mac. Nada mejor entonces que unir a la causa a su antiguo enemigo Teddy Sanders, que sabrá cómo hacer frente a las desenfrenadas vecinas.

Creíamos que en este capítulo de los desmadres universitarios, colegiales o vecinales, de los que hay una amplia antología en este cine de aire teenager, no quedaban ya muchas posibilidades más interesantes y mira por donde esta secuela de Malditos vecinos no sólo resulta más convincente sino que nos presenta un más divertido ingenio, más imaginativas ocurrencias, hallazgos humorísticos muy eficaces y más ocasiones de reír que, al fin y al cabo, es lo que pretenden sus artífices. Son ciertamente notables, siempre en el tono burlesco de esta desmelenada comedia, algunas aportaciones originales dentro del delirante repertorio de alocados comportamientos, actitudes delirantes, reacciones disparatadas, y todo tipo de golpes de efecto o gags que se prodigaban en la película anterior pero que aquí quedan perfectamente mejorados y con un mayor alcance cómico y caricaturesco.

Entonces dentro de su carácter desmedido y extravagante, con claras intenciones feministas propias de nuestro tiempo y apuntes para la reflexión al respecto, la película discurre por los cauces del exceso humorístico pero con rasgos que divierten al personal y sobre todo a los amantes de este tipo de historias delirantes sobre vecinos insoportables. Algo que contrasta abiertamente con el famoso dicho "nunca segundas partes…". Aquí sí lo son.

QUIROGA

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