Ecologistas en Acción denuncia que la transformación del Caño del Guadiamar en olivar amenaza el futuro de Doñana

Ecologistas en Acción señala que la propiedad de la finca Hato Blanco descarta las propuestas de reconversión del Gobierno y transforma la histórica zona en un cultivo "superintensivo" que amenaza el equilibrio hídrico

Los embalses de Andalucía se quedan al borde de la mitad de su capacidad

Imagen de la denuncia de Ecologistas en Acción sobre el Caño del Guadiamar
Imagen de la denuncia de Ecologistas en Acción sobre el Caño del Guadiamar / M. G.
Redacción Andalucía

24 de julio 2025 - 11:30

El emblemático Caño del Guadiamar, última esperanza para recuperar los aportes hídricos naturales de Doñana, ha sido transformado en "una plantación de olivos superintensivos", según denuncian desde Ecologistas en Acción. La finca Hato Blanco, situada en la localidad sevillana de Aznalcázar y que ocupa gran parte del trazado original del caño, ha optado por descartar las propuestas de reconversión ofrecidas por el Gobierno y ha procedido a la plantación de miles de olivos, comprometiendo seriamente la posibilidad de recuperar la hidrología natural del Espacio Natural de Doñana.

Esta decisión supone un grave revés para la recuperación del equilibrio ecológico en el humedal más importante de Europa. Según fuentes la organización ecologista, Hato Blanco está poniendo en producción extensas superficies de olivar superintensivo que demandarán grandes cantidades de agua proveniente del ya sobreexplotado acuífero de Doñana y del río Guadiamar. Esta actividad cuenta con la aparente permisividad tanto de la Administración Central, responsable de las concesiones hídricas, como de la Junta de Andalucía, que autoriza los cambios de uso del suelo en terrenos marismeños.

La transformación agrícola se está realizando en terrenos que originalmente formaban parte del cauce natural del Caño Guadiamar, cuya recuperación era considerada crucial para el aporte de aguas superficiales a la marisma de Doñana. Este cambio radical de uso supone el abandono de facto de uno de los proyectos más importantes contemplados en el programa Marco sobre Doñana para la restauración hidrológica del espacio natural.

La insostenible demanda hídrica del olivar superintensivo

En opinión de Ecologistas en Acción, ña plantación de olivos superintensivos en zonas marismeñas representa un desafío ambiental sin precedentes debido a sus necesidades hídricas. Mientras que en tierras de campiña un olivar superintensivo requiere aproximadamente 2.500 m³ de agua por hectárea, en terrenos marismeños esta demanda puede duplicarse debido a la necesidad de contrarrestar la salinidad natural del suelo.

Para satisfacer estas necesidades, Hato Blanco dispone de una balsa de almacenamiento con capacidad superior a 1 hectómetro cúbico, que se abastece mediante concesiones oficiales. No obstante, fuentes conocedoras del caso indican que hasta hace poco tiempo complementaban estas extracciones legales con captaciones no autorizadas del acuífero, lo que ha motivado procedimientos judiciales contra la propiedad.

Esta situación pone en evidencia la fragilidad del sistema de control de extracciones en el entorno de Doñana, donde la sobreexplotación del acuífero 27 ha sido denunciada repetidamente por organizaciones conservacionistas y científicas desde hace décadas.

Impacto económico en el sector olivarero tradicional

La proliferación de olivares superintensivos no solo tiene consecuencias ambientales sino también económicas para el sector agrícola tradicional. Los pequeños y medianos agricultores andaluces ven cómo los precios de referencia del aceite experimentan una presión a la baja con la entrada en el mercado de las producciones derivadas de estos sistemas intensivos.

El modelo superintensivo, caracterizado por densidades de plantación muy elevadas y mecanización total de la cosecha, permite reducir significativamente los costes de producción, creando una competencia desigual con el olivar tradicional que constituye la base económica de numerosas comarcas andaluzas.

Esta diferencia en los costes está provocando que muchos olivareros tradicionales no puedan cubrir sus gastos de producción, lo que está conduciendo al abandono de explotaciones y a la consiguiente pérdida de actividad económica y empleo en zonas rurales de Andalucía que ya enfrentan problemas de despoblación.

El dilema de la recuperación del Caño Guadiamar

La restauración del Caño Guadiamar por su trazado original constituía una de las medidas más ambiciosas para la recuperación hidrológica de Doñana. Este caño, que históricamente aportaba importantes volúmenes de agua dulce a la marisma, fue parcialmente desecado a mediados del siglo XX como parte de las políticas de transformación agrícola del franquismo.

El programa Marco sobre Doñana contemplaba su recuperación como pieza fundamental para devolver el equilibrio hídrico al espacio natural. Sin embargo, este proyecto ha ido perdiendo fuerza en las agendas políticas y ahora, con la transformación en olivar superintensivo de los terrenos por donde discurría su trazado original, parece prácticamente imposible de ejecutar.

Expertos en hidrología consultados advierten que sin una recuperación integral del cauce natural del Caño del Guadiamar, la marisma continuará en un proceso de degradación paulatina, solo interrumpido por años de pluviometría excepcional como el actual 2025. La situación actual de aparente recuperación es, según estos especialistas, un espejismo producido por la contención artificial de las aguas mediante compuertas que impiden su libre circulación.

Este sistema de gestión hídrica, aunque permite mantener niveles de inundación visualmente satisfactorios, provoca a medio plazo problemas de colmatación y salinización que deterioran la calidad ecológica de la marisma.

Doñana: un ecosistema único amenazado

El Parque Nacional de Doñana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, constituye uno de los humedales más importantes de Europa y refugio para millones de aves migratorias. Su marisma, formada por la interacción entre las aguas dulces continentales y las influencias marinas, representa un ecosistema único caracterizado por su extraordinaria biodiversidad.

Sin embargo, las presiones derivadas de la agricultura intensiva, la sobreexplotación de acuíferos, el turismo y la urbanización han puesto a Doñana en una situación crítica que ha motivado advertencias por parte de organismos internacionales como la Comisión Europea y la propia Unesco.

La transformación del Caño Guadiamar en olivar superintensivo viene a sumarse a estas amenazas, frustrando una de las principales esperanzas para la restauración hidrológica del espacio natural. Esta situación es especialmente grave considerando las previsiones climáticas para las próximas décadas, que anticipan un incremento de los periodos de sequía en el suroeste peninsular.

¿Qué alternativas existen para la recuperación hidrológica de Doñana?

Ante la transformación del trazado original del Caño Guadiamar, los expertos en conservación barajan varias alternativas para intentar recuperar los aportes hídricos a la marisma de Doñana. Entre ellas destacan la posibilidad de crear un nuevo cauce alternativo, la implementación de un sistema de transferencias controladas desde el Guadalquivir o el aumento de las restricciones a las extracciones del acuífero.

Sin embargo, todas estas soluciones presentan limitaciones técnicas, económicas o políticas que hacen difícil su implementación a corto plazo. Mientras tanto, la marisma de Doñana continúa dependiendo casi exclusivamente de las precipitaciones directas y del manejo artificial mediante compuertas, un sistema que no reproduce la dinámica natural que permitió la formación y mantenimiento de este valioso ecosistema durante siglos.

Las administraciones públicas se enfrentan ahora al reto de desarrollar un nuevo plan de gestión hídrica para Doñana que permita compatibilizar las necesidades ecológicas del espacio natural con las demandas agrícolas y urbanas en un contexto de creciente escasez hídrica motivada por el cambio climático.

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