La tercera vía

Aquí los niños tienen que ser trilingües por narices, cuando ni se lee ni se conoce el castellano

N style="text-transform:uppercase">o intento referirme al concepto político de la tercera vía, ese que ha sido estudiado y, en ocasiones, mal interpretado por la historia y por los dirigentes. Cuando hoy hablamos de tercera vía tan sólo lo hacemos para determinar que ni Pedro Sánchez ni Susana Díaz son los políticos más adecuados para tirar del carro socialista y levantar un PSOE agonizante. Hace falta pues una tercera vía, un líder que demuestre consenso, unidad, determinación, que defienda la libertad y todas las consecuencias, que sea capaz de regenerar un partido histórico y llevarlo hasta donde llegue en estos tiempos.

Decíamos que Pedro Sánchez, por más que intente acercarse a las bases y convencer con su sorna indeterminada, es un cadáver político. Ha tenido la ocasión de demostrar durante el tiempo que ha sido secretario general nada, sí, nada. Y Susana Díaz, como ya hemos comentado en alguna ocasión en este medio, no es querida de Despeñaperros para arriba. Aunque es cierto eso que comentaba el otro día un conocido dirigente socialista, que sin Andalucía el PSOE no conseguiría nada, no es la líder que necesita el partido para su regeneración.

Susana Díaz debe centrarse en Andalucía, y demostrar, aún tiene mucho que demostrar, y hacerse y madurar, y apoyar con todas sus fuerzas y recursos lo que venga o lo que esté por venir. Y desde luego rodearse de gente competente. A ver si olvidamos de una vez por todas en esta tierra los enchufismos, los cargos a dedo como recompensa por una actividad política. Que aún hay mucho de esto.

Un último ejemplo de la ineficacia gobernante andaluza lo tienen en materia educativa. Y ha ocurrido hace sólo unos días. La Junta de Andalucía ha decidido no convocar en 2017 las plazas de maestros de Infantil y Primaria. Con la escasez de maestros que tenemos en España. La idea seguro que ha sido de un lumbreras genial, por no decir otra cosa. Y eso lleva a miles y miles de opositores, interinos, y otros colectivos a preguntarse cuál ha sido el motivo de tan lúcida decisión. Y es que señores, en Andalucía están potenciando el francés cuando aún no está integrado el inglés. ¡Qué disparate! Aquí los niños tienen que ser trilingües por narices, cuando ni se lee ni se conoce el castellano.

Un libro le daría yo a cada niño y lo pondría a leer en clase. Pero un libro de verdad, de esos que se llevan de un lado a otro, y se toca, y se manosea, y se huele, y se gasta. ¡Ojalá se gasten los libros!

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