Dice Moisés Naím que la educación es la mayor estafa del mundo. Y tiene razón. Indica que hay una crisis de aprendizaje, y también acierta. Incluso, en un artículo reciente Naím indicaba unas posibles soluciones. La primera medir ("muchos países se resisten a evaluar de manera transparente a sus estudiantes y profesores, por razones políticas"), la segunda "es comenzar a darle más peso a la calidad de la educación", la tercera es empezar antes ("cuanto más mejore la educación a edades tempranas más capaces de aprender serán los estudiantes") y la cuarta es "usar la tecnología de manera selectiva y no como una solución mágica".

En nuestro país, y en educación, no acabamos de ponernos las pilas. El Gobierno garantiza ahora que en Cataluña se podrá estudiar el 25% en castellano. Cuantificando siempre. Como si la solución fuera cuantificar. Parece que los políticos hablan de porcentajes como si en ellos tuvieran las soluciones de nuestra vida. Y de nuestra vida, por cierto, ya ha dicho Rajoy que hay que guardar dinero para la educación de nuestros hijos y para nuestras pensiones. Porque de nada sirven los años de trabajo, las inmensas cotizaciones al Estado, las retenciones, los impuestos. Nos partimos la cara cada día para ahorrar en el futuro, pero el futuro se desvanece como el agua de mayo.

Somos mediterráneos, y por ello algo inconscientes. Venimos escuchando desde hace años que se acaban las pensiones, pero no acabamos de creerlo. Y no lo hacemos porque seguimos cotizando, porque nos vendieron un Estado de bienestar que nunca iba a acabarse, porque nos cuantificaban, como lo del 25% del castellano en Cataluña, y nos lo creímos. Si en ese momento hubiésemos dejado de cotizar, hubiésemos podido elegir una compañía médica privada, y hubiésemos guardado una hucha para nuestro futuro, pues ahora otro gallo cantaría.

Pero no, somos mediterráneos. Seguimos pagando nuestros impuestos para poder mantener a más de cuatrocientos mil políticos de España a los que nosotros, seres mediterráneos, les importamos poco o nada. La gran estafa del mundo es y no es la educación. Digamos que en un 50% por seguir con los datos numéricos. El otro 50% y en España son los políticos, un sistema que está muerto desde hace años y que nadie se atreve a cambiar. Porque se vive muy bien del esfuerzo ajeno, del trabajo colectivo, de los seres humanos que se levantan cada mañana temprano para hacer más ricos y ladrones a nuestros queridos políticos.

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