La bulla

Cinco mil almas contemplando la extensa masa panificada en grasas lonchas

Mira que, desde que falleció aquella línea urbana de autobuses, Los Amarillos, de Dombido, allá por los cincuenta del siglo pasado, vengo dándole vueltas al magín sin encontrar la fórmula que rompa el cascarón de tanto paisanaje que vive extramuros del casco viejo, a esas gentes que siendo parte activa de masivos encuentros, huyen como demonios de la llamada al Centro, sede de citas y acontecimientos tantas veces ausente de ese clamor humano y caluroso, que por desgracia, hemos ido perdiendo en el camino.

No importa que la ciudad se vuelque en una nube de excelentes programas. No sirve. El eje antiguo, los viarios que fluyen al corazón de la Plaza las Monjas, remanso histórico de nuestra existencia, se hallan en vía muerta, sin pulso: Concepción, Palacio, Pérez Carasa, Berdigón, Plus Ultra, Marina... carentes de ese fuego capitalino que prende el tráfico comercial y arraiga alegremente en sus alrededores.

No hay manera. La gente no siente su atracción, sino al revés, la ignora, y tan sólo se asoma en Navidad, Semana Santa y Rocío. No hay forma de hacerlas salir de la "gatera", donde percibe a Huelva desde su catalejo, sin el imán que la atraiga y la forje. El tejido se ha roto.

Pero mira por donde, cuando menos se espera, (iluminación Zen) parece que al final, lo mismo que a los osos les pirra la miel, al tigre el cervatillo, y a la mosca la luz centelleante, a nosotros, tan sólo nos atrae, salvo excepciones, "darle carrete a los molares".

It is the cuestion: el secreto se esconde bajo la "tripa y el "gaznate", y ahí la solución, tan simple y productiva, resuelta de un plumazo. Todo consiste en lanzar el anzuelo gastronómico y esperar a que piquen los impulsivos comilones. Vean si no, el impresionante éxito del Ferial de la Tapa (cuarenta mil jambrones dándole a la mandíbula o deleitando el paladar a precio de ganga). Un éxito.

Er bocaíllo de jamón más grande del mundo. Cinco mil almas contemplando la extensa masa panificada en grasas lonchas a través de una recta que, partiendo del Punto, atraviesa y colapsa la arteria principal de Huelva, durante horas, hasta desembocar en la farola inmaculista. Apabullante éxito.

Conclusión: dejémonos de veleidades artísticas, trofeos, festivales, certámenes, y volquémonos en esos populosos comederos, o sea, retomemos de nuevo la sentencia romana, panen et circense.

Exitazo.

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