Hace justo una semana, Mariano Rajoy les ponía los deberes a los suyos después de ser reelegido por abrumadora mayoría como presidente del Partido Popular. Toca remangarse y ponerse a trabajar para recuperar en 2019 las alcaldías y diputaciones perdidas en 2015. Y, más allá, vamos a dejarnos de peleítas internas en los congresos regionales y provinciales y centrémonos en nuestro trabajo, vino a decir. Le faltó concluir con un escueto "mirad mi ejemplo y tomad nota; que yo sigo al mando de todo tras una estrategia de calma y tranquilidad que, en contra de lo que podáis pensar estaba más que preparada". No es Mariano Rajoy un líder político que vaya a pasar a la historia por su aportación al debate ideológico, pero sí puede hacerlo por la invención de una teoría política, el marianismo, que a la vista de sus resultados solo puede considerarse como un éxito. Resistir y crecer viendo el partido desde el sillón. Un artista.

Volviendo a los deberes que Mariano ha puesto a los suyos es obligado echar una mirada hacia lo que tienen por delante los populares onubenses en los apenas dos años que quedan para esas municipales. El trabajo por delante es largo y duro y eso no es algo que diga el que esto firma, sino que viene refrendado por los pésimos resultados que el Egopa ofrecía para los chicos de la gaviota hace apenas dos semanas. De celebrarse elecciones ahora, el PSOE se las llevaría de calle. Más aún, la brecha que Rajoy logra reducir en las generales se amplía en las autonómicas. ¿Consecuencia? El PP tiene un problema que solucionar en estos meses.

Si nada se le tuerce, Manuel Andrés González revalidará antes del verano su cargo como presidente popular en la provincia y tal y como lo haga deberá ponerse manos a la obra para remontar el vuelo de los suyos, que aún parecen, sobre todo en la capital, andar como boxeadores sonados tras el KO sufrido en las urnas de 2015. El PP de Huelva necesita urgentemente un liderazgo fuerte y que marque líneas. Que no se equivoque y que, sobre todo, no permita que le salten problemas como el de la fusión fallida en Aljaraque o la falta de definición del Gobierno con los accesos al Chare de Lepe. A las alcaldías que ya ostenta en la provincia parece lógico pensar que los populares deberían sumarle una estrategia más definida en aquellas en las que podrían tener alguna opción. Para crecer hay que apretar.

Y luego está la capital, auténtico quebradero de cabeza para las huestes marianistas. La pésima gestión del fin del periquismo pasa factura y urge tomar medidas en dos direcciones. Por un lado, en apoyo de un grupo municipal que no parece que cuente con todo el respaldo necesario desde los salones de mando. El PP tiene que arar con los bueyes que tiene, gusten más o menos. Más aún cuando se ha realizado un movimiento político de calado en busca de la paz. Y, por otro lado, los populares necesitan como el comer definir su proyecto en la ciudad. Tanto en contenidos cuanto, sobre todo, en caras. Antes de que nadie se dé cuenta estaremos en el camino de las urnas y a estas alturas nadie sabe a quién cuando se piensa en la gaviota.

Hasta Mariano lo tiene claro y ha puesto deberes. Será menester cumplirlos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios