Nací en Puerto Real, un pueblo costero de Cádiz. Con el paso de los años he tenido la oportunidad de conocer España, de vivir en España. Siempre que me han preguntado por mi procedencia he respondido muy orgulloso y con la boca grande. Todo tiene una historia, los seres humanos tenemos nuestra propia historia. Una historia real que se escribe con el paso de los años. Una historia que nadie puede manipular ni malinterpretar porque la vivimos en nuestras propias carnes, y somos nosotros los responsables de ella.

Lo de Cataluña el pasado domingo fue la mayor manifestación de odio que he conocido. No de antipatía ni de animadversión, sino de odio. Un odio agresivo y violento, un odio nacido de la falta de educación, de la incultura. Ya hemos comentado en diversas ocasiones que estamos perdiendo los valores, que ha desaparecido la educación. Y en este caso con agravantes. Han manipulado y mentido en la educación de los catalanes. La historia de España que ellos estudian no es la historia de España verdadera. Es una historia que ellos han inventado para generar odio. Un adoctrinamiento premeditado y consciente, y consentido (llevan años haciéndolo y nadie ha hecho nada).

El odio incita a la violencia, y la violencia lleva al miedo. Odio, violencia, miedo, incultura, falta de educación. Así resumiría lo que ocurrió el domingo en Cataluña. Así resumiría lo que está pasando ahora en Cataluña. Sólo los que odian desean el mal ajeno. Sólo los que odian generan violencia. Somos ciudadanos, seres humanos. Todos somos ciudadanos. Y no debe existir ni la discriminación ni el favoritismo.

En diversos sectores de la sociedad, desde hace unos años y de una manera organizada, se está potenciando la desestabilización. Ya sea motivada por una crisis económica, por una inestabilidad política, por el adoctrinamiento, por la crítica al pasado, por la ignorancia. La desestabilización provoca odio. Escribió Marco Aurelio: "La mejor manera de vengarse de una persona es no parecérsele". Pero para ello debemos tener claras muchas cosas. Y la primera de todas es el conocimiento de la verdad, y la segunda es tener conciencia de que somos seres humanos.

Aún pienso que existe una solución. Que el sentido común y nuestra grandeza deben superar todas las dificultades. Sigo pensando que la bondad está muy por encima del mal, del odio, de la violencia y hasta del miedo. Me sigo sintiendo orgulloso de haber nacido en Puerto Real. Un pueblo costero de Cádiz.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios