Entre los variados géneros que nos ofrece la literatura, siempre he sido un apasionado seguidor de los Cuentos. La fantasía abre caminos insospechados para escribir. En un relato corto se puede mezclar realidad y ficción sin tener que acudir a la narración que transforme lo breve en extenso. Muchas veces, cuando se habla de Cuentos, nos vamos a una literatura infantil, esa que abre sendas a los sueños y nos narran hechos y sucesos donde todo se puede hacer realidad. El denominado Cuento Infantil es sin duda una puerta abierta al desarrollo natural del cerebro, de la inteligencia que abre surcos en las mentes mas vírgenes a los contrastes de la vida.

El Cuento nunca podrá ser considerado de un tono menor a la novela o relatos abundantes en páginas y argumentación. Para mí el Cuento es como el corto en el mundo cinematográfico. Un esbozo artístico de un trabajo con todos los componentes de su estilo y de su género.

Me gusta escribir cuentos llenos de vida, de nostalgia, de sentimientos y sobre todo de irrealidades que ayudan a llenar nuestro espíritu de una fantasía que se hace real en los propios latidos de su corazón.

Cuando llega a mis manos algún cuento de un escritor famoso, me admira su capacidad se síntesis literaria expresada con valentía y alma. En mi larga vida de apasionado escribir, también he navegado por ese mar infinito y prometedor del Cuento. Me siento cómodo en este género. He escrito páginas de sueños infantiles, de milagros que forman cuerpo en la imaginación, de frustraciones de vida, de poesía y lirica dormida en ensoñaciones donde el amor es una meta, ganada o perdida, en los sentimientos mas íntimos.

Tendré en mi haber una docena de estos escritos que veces brotan como por ensalmo en aquel teclear de mi vieja máquina de escribir de antaño, ó en el suave susurro de un pisar amorosamente las teclas de mi bandeja del ordenador.

Después, cuando la pequeña obra, más bien sencillo ensayo de mi vocación queda hecha, paso por el bello camino hacia la agudeza intelectual de la nueva savia digital de mi nieto Luis que prepara el formato y el grafismo de presentación y el afecto y la amistad de mi impresor, Alejandro de los Reyes, que confecciona y hace nacer la materialidad de una inspiración, en páginas cuidadas con sentido de profesionalidad.

Somos muchos los que defendemos ese género como el cuento literario y el corto de cine. Los dos tienen esencia de un arte que no es menor sino que lo reducimos con toda esa veneración de lo que también es arte nacido de nuestro callado interior.

¡Cuántos cuentos de ayer y de hoy son muchas veces columnas fuertes de nuestro soñar despierto!.

Mis tres últimos cuentos, "Ayer fue verano", "La Resaca" y "La Torre", ya vuelan en ecos de una realidad que se pierde en el infinito del horizonte." Que toda la vida es cuento y los cuentos, cuentos son"

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