Se apagó el eco sordo de los tambores. En la brisa de la noche se pierden los sones de las marchas procesionales. La nube de incienso ya no sube al cielo dejando su aroma bajo los palios de Vírgenes que pasearon su hermosura y nuestra devoción por los queridos rincones de la ciudad. El capataz pronunció por última vez aquellos de : "¡Ahí quedó! ". Pasó la Semana Santa.

Un grito de alegría ha envuelto a la primavera. Todo es nuevo. Todo renace. La vida comienza de nuevo. Nace un maravilloso despertar en los corazones. El luto en los templos desaparece. Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!.

Y ahora, después de unos días que sirvieron para la mediación y para el descanso, la esperada estación del renacer de las plantas y de la flores nos hace llegar el bello canto de la luz, del sol, de la savia que hace renacer la vida.

Este año, 2.023, que vivimos por la gracia de Dios, nos ha hecho disfrutar en el arte, la devoción y la fe, unos días especiales que todos esperábamos con impaciencia. Después de dos años de silencio en la pandemia, vino el de la esperanza y este, por fin, el de la normalidad en la alegría de lo cotidiano.

Un año especial para los cofrades que sentimos la vivencia de nuestras tradiciones. Nunca olvidaré que esta Semana Mayor, mi Hermandad de la Oración en el Huerto cumplió los cien años de existencia. Para siempre en mi corazón la emoción cuando el

Miércoles Santo, por deferencia de su Hermandad hice "la levantá" del paso de palio de la Virgen de la Esperanza, mientras los sones de los componentes del Liceo de Moguer, interpretaban la marcha que un día Emilio Molero compuso, en tertulia familiar, en mi casa, en ratos de conversaciones onubenses.

Quitados los palcos de la Carrera oficial y recogido los enseres procesionales en las iglesias, desmontados los pasos con la nostalgia de hora de fervor devocional y guardadas las túnica a la espera de otro año, veo al Consejo General de Cofradías reunido para hacer el análisis de todo un tiempo de preparación y desarrollo de su anual cometido en la Semana Santa. Mi humilde voto de felicitación y agradecimiento va para el Consejo en la persona de Toni Gonzalez que un año más fue alma de toda la organización demostrando su saber y su experiencia sin igual en estos menesteres y con él a nuestro Ayuntamiento, a la Policía Local y a todos cuanto formaron parte de una puesta en la calle de algo sustancialmente unido al pueblo onubense.

Una Semana Santa para la historia donde los numerosos conciertos musicales en templos y auditorios pusieron la bella firma que luego se extendería por las calles tras los pasos.

Y finalmente el recogimiento en los templos, las ceremonias de una liturgia que en los Oficios y Eucaristías dieron base real a los que celebrábamos.

Unos días para continuar en el fervor y en la fe de nuestra religión. ¡Aleluya!.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios