Caraballo toma la bandera del Museo Americano para su segundo mandato
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El presidente de la institución ya ha contactado con el Whitney Museum para tener una extensión en Huelva Apuesta por el diálogo y lanza guiños al Ayuntamiento de la capital
Ignacio Caraballo abrió ayer su segundo mandato al frente de la Diputación Provincial anunciando su apuesta por la construcción del Museo Americano en Huelva. No será el Guggenheim onubense que protagonizó promesas electorales pretéritas. El proyecto apunta al Whitney Museum de Nueva York, uno de los exponentes del arte contemporáneo norteamericano, recuperando el vínculo onubense con la familia de la autora del monumento de la Punta del Sebo. Y para ello Caraballo pidió la colaboración del Ayuntamiento de Huelva y las instituciones culturales onubenses.
No fue éste el único guiño al gobierno municipal, precisamente ahora que ha sido reconquistado por el Partido Socialista. Tampoco fue una solitaria mano tendida en una nueva etapa en la institución, para la que defendió el diálogo político más allá de la mayoría absoluta que estrenó ayer en su segundo mandato como presidente.
El Monasterio de la Luz de Lucena del Puerto acogió el pleno extraordinario de constitución "como símbolo del espíritu de superación y conservación del patrimonio que debe impregnar siempre la vida de la provincia". Quizá por eso, contagiado de esa esencia, entre palabras menos novedosas dedicadas al municipalismo, las políticas sociales, la economía, las infraestructuras y la acción política, Caraballo aprovechó para lanzar uno de sus grandes objetivos para los próximos cuatro años, con marcado caracter cultural.
"He enviado recientemente una carta al director del Museo Whitney para iniciar los contactos que nos permitan establecer en la capital una extensión permanente del Whitney Museum", anunció durante su discurso. Lo ubicó en la capital, aunque previamente, muy ambicioso, Caraballo mostró su convencimiento de que "La Rábida y su entorno, el lugar más americanista fuera de América, pueden convertirse en el puerto de entrada del arte americano en Europa".
La iniciativa, lanzada hace unos meses a través de las páginas de Huelva Información, va de la mano de la recién creada asociación Huelva-Nueva York, y pretende que se sumen "todas las instituciones públicas -muy especialmente el Ayuntamiento de Huelva- y las entidades culturales de la provincia". De esta forma, dijo el presidente de la Diputación, se podría hacer "realidad un proyecto que podría convertirse en un revulsivo económico y social" para Huelva.
Esa mirada a la capital llamó la atención entre las palabras del reelegido presidente de la Diputación. Tras años de soslayo, el nuevo escenario en el Ayuntamiento de Huelva, ahora con gobierno socialista, provocó otra pincelada notable en el discurso, en la referencia al sector agroalimentario como motor de crecimiento económico. Junto al Parque Científico y Tecnológico de Huelva, impulsado por la Junta de Andalucía en Aljaraque, Caraballo reivindicó el protagonismo del Parque Empresarial de Huelva, en el ostracismo tras ser proyectado por el gobierno de Pedro Rodríguez en la ciudad.
"Son dos recursos al alcance de esta industria y deben contar con fórmulas de colaboración entre el Ayuntamiento de Huelva, la Diputación, la Junta de Andalucía, el Estado, la Universidad y los empresarios, que favorezcan su desarrollo", explicó.
En esta línea, pidiendo "estar todos juntos", Caraballo puso el acento en la colaboración de los poderes públicos y la iniciativa privada para propiciar el desarrollo económico de la provincia. Y destacó como ejemplo de colaboración con los empresarios una de las banderas de la Diputación en los últimos años, el aeropuerto, "una infraestructura determinante, imprescindible y decisiva para esta provincia". El papel de la institución en el proyecto, aseguró, "ya está tocando a su fin porque será una infraestructura gestionada, íntegramente, por capital privado". Y lanzó un mensaje en respuesta a las voces críticas en la oposición: "Así ha estado planteado desde el principio y así va a ser".
Hubo más referencias a las actuaciones consideradas necesarias para mejorar la comunicación de la provincia, otro de los caballos de batalla del anterior mandato de Caraballo. Empezando por la propia gestión de la red provincial de carreteras, "un asunto de Estado que debe tener una respuesta de Estado", pero también, cómo no, la Agrupación de Interés por las Infraestructuras, sin mencionar expresamente el Ave pero poniendo el foco en la necesidad de "trenes, aeropuerto, el desdoble de la N-435 y las comunicaciones con el Puerto".
"Desde aquí le pido a quienes están fuera de la Agrupación -dijo el presidente en alusión clara al Partido Popular- que se unan a nosotros porque necesitamos estar todos y necesitamos estar juntos. Y les digo también que no tengan miedo a alzar su voz y a pedir para nuestra provincia".
No fue casual ese ofrecimiento. Ignacio Caraballo quiso dejar claro "que nadie piense que la mayoría absoluta que nos han dado los ciudadanos de la provincia en las urnas hace innecesarios la transparencia, la participación y, sobre todo, el diálogo". "La capacidad de entendimiento -subrayó- tiene que ser la regla no escrita que defina nuestras relaciones en este mandato; unas relaciones sustentadas en la sinceridad, la honestidad y la responsabilidad".
No fueron menos protagonistas en el discurso de investidura las defensas de las políticas sociales, del empleo y del apoyo, desde la intermediación, a los sectores productivos que pueden liderar el despegue económico en la provincia. También la vocación municipalista que se quiere potenciar aún más en la institución, "al servicio de los ayuntamientos y pegada al territorio".
Pero hubo un claro mensaje a la ciudadanía, para la que pidió a los diputados "escuchar más" prestigiando la política, alejando la corrupción y llevando la transparencia total a las instituciones, para la que "hoy ya no hay excusas".
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