Fernando Barranco Molina

Manuel Silván de la Corte, un onubense ejemplar

gente de huelva

16 de noviembre 2014 - 01:00

HACE ya muchos años, casi cuarenta, visité las oficinas de Puerto de Huelva en busca de un plano antiguo del estuario de nuestros ríos Tinto y Odiel, y en el despacho de los ingenieros, alguien me saludó muy efusivamente llamándome por mi nombre y apellidos, y un señor que allí estaba sentado saltó de su asiento al oír mi nombre y me preguntó con mucho cariño si yo era nieto de don Sixto Barranco e hijo de su amigo Fernando. Al responderle afirmativamente, me contó muchas anécdotas de su amistad con mi padre desde pequeño en la calle Rábida de Huelva donde se habían criado ambos.

Pues el otro día pasaba yo por la calle Rábida y frente al edificio del antiguo cine, me encontré al bueno de Manolo, mirando al infinito, muy pensativo y apoyado en su bastón. Le volvió a dar mucha alegría al saludarnos y me contó que estaba allí tan melancólico porque estaba recordando precisamente en el mismo lugar donde se reunían todos los chavales de su infancia y juventud que sólo quedaba él de aquellos amigos entrañables y me nombró nuevamente a mi padre, a Vicente Granell, a Joaquín Maján y varios más que no recuerdo.

Manuel Silván tiene ya 95 años y afortunadamente se encuentra muy bien y sale a pasear por su Huelva con la nostalgia de un onubense que ve pasar el tiempo y al que ya no le quedan amigos de su edad.

El día que nos vimos, se llevó una gran alegría porque llevaba toda la tarde paseando y no había hablado con nadie, sólo conmigo.

Manolo es una persona muy amable y cariñosa y sobre todo es un onubense de pro, amante y seguidor del Recreativo de Huelva, su Recre del alma, amante de las tradiciones de Huelva, muy devoto de la Virgen de la Cinta y siempre ha llevado y lleva a Huelva por bandera y dentro de su corazón, admirador de los toreros: Litri, Chamaco y Juanito Barranco Posada.

Manolo nació en Huelva en el año 1919, su padre vino de Zamora y aquí se enamoró de una huelvana con un apellido más de Huelva que el olor al salitre de las marismas; De la Corte, que pronto se quedó viuda por lo que él tuvo que ponerse a trabajar siendo aún muy joven. Entre eso y la maldita Guerra Civil, torcieron un poco su destino, pero fue un hombre con suerte porque entró a trabajar en la Junta de Obras del Puerto que así se llamaba lo que hoy es la Autoridad Portuaria.

A la vez que trabajaba se dedicó a estudiar Comercio que era una de las tres opciones que se podían estudiar en Huelva junto a la carrera de Magisterio y la de Facultativo de Minas. Y allí en el Puerto permaneció durante cincuenta años desempeñando muchos puestos hasta jubilarse siendo Pagador porque era una función que le daba muchas alegrías y satisfacciones.

Manolo Silván, era aficionado a todo, le gustaba la caza, le encantaba ir de pesca con los amigos, tenía afición por la lectura, le gustaba escribir, los toros y el fútbol como ya dije, pero ya con la edad que tiene cada vez hace menos cosas, pero gracias a la gran memoria que tiene, se distrae muchísimo con sus recuerdos y contando a sus amigos todo lo que sabe de la Huelva antigua.

Manolo es una persona muy amena y da gusto hablar con él y sobre todo oírle, porque les garantizo que no es el típico abuelete que aburre contando sus historietas, no, todo lo que cuenta es historia real y muy bien contada y con mucha gracia.

Don Manuel Silván de la Corte es un onubense que siempre ha demostrado su amor por Huelva y que es todo un ejemplo de onubensismo. Por todo ello querido Manolo te pido disculpas por haberte cogido de sorpresa y escribirte estas letras que te dedico merecidamente. Te envío un abrazo muy fuerte y que lleves muy bien esos 95 años recién cumplidos y que nos veamos nuevamente y pronto por las calles de nuestra querida Huelva.

stats