Confabulario
Manuel Gregorio González
Narcisismo y política
Lo que está ocurriendo con la Sanidad Pública es inexplicable. O quizás inexplicable no sea la palabra, porque sabemos las torticeras razones que hay detrás de los procesos de privatización. Pero cuesta trabajo entender que, por una cuestión crematística, estemos renunciando a un sistema que es la envidia de muchos países en todo el mundo. Montar un Sistema Público de Salud como el que nos ampara no es fácil ni barato. Pero -con todas sus carencias- los ciudadanos de este país disfrutamos de protección y unos servicios ante cualquier problema de salud.
Si nuestro hijo enferma por la noche sabemos que alguien lo atenderá en un centro sanitario. No hemos tenido que pagar ni un euro por el calendario de vacunas de nuestra familia, que nos blinda ante enfermedades como el tétanos, la tos ferina, la poliomielitis, el sarampión o las paperas. No nos pasarán factura si sufrimos un ictus y una ambulancia medicalizada tiene que ir buscarnos.
Decía que era inexplicable que estemos dinamitando este sistema de protección. Porque la salud es algo que preocupa a toda la población. En algún momento precisaremos acudir a un centro sanitario, nos tendrán que hacer un trasplante o simplemente nos tendremos que quitar un lunar sospechoso. Y creo que todas las personas prefieren vivir en un entorno seguro, tranquilos porque saben que la gente que le rodea no tiene tuberculosis ni difteria.
¿Alguien piensa que es mejor un sistema sanitario privatizado, donde sólo el que tenga dinero pueda recibir atención o cobertura? No, nadie piensa eso.
Pero el negocio que hay detrás de esa privatización es tan jugoso que estamos dispuestos a sacrificar todo un sistema público de salud para permitir a unos pocos ingresar ingentes toneladas de dinero. Las comisiones y los chanchullos hacen el resto.
No es algo que vaya a pasar. Es algo que ya está pasando. Aún estamos en una situación que puede revertirse. Pero si dejamos que los tecnócratas y los negociantes sigan legislando a su favor un día, no muy lejano, antes de ir al hospital con nuestro hijo enfermo, tendremos que hacer una colecta entre los amigos, y llamar al banco a pedir favores.
También te puede interesar
Confabulario
Manuel Gregorio González
Narcisismo y política
La otra orilla
Gonzalo Revilla
Inexplicable
La colmena
Magdalena Trillo
La no moda del alcohol
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
El sentido de la Navidad
Lo último