Manuel Jesús Feria

Luisa de Guzmán: una onubense reina de Portugal

Este año mis vacaciones en familia han transcurrido en el cercano y fascinante Portugal, concretamente en Estoril, Cascais, Lisboa y la península de Troia, frente a la ciudad de Setúbal y la Costa Caparica. Han sido paisajes y vivencias inolvidables, en todo momento acompañados por el espíritu del poeta Fernando Pessoa y su libro Lisboa, lo que el turista debe ver (1925), un breve ensayo sobre la ciudad del Tajo, un viaje pormenorizado por su historia y su cultura, y un recorrido por sus monumentos, sus cálidos cafés y sus pequeños pero maravillosos rincones.

Fue en la iglesia-monasterio lisboeta de Sâo Vicente de Fora donde me topé con una parte significativa de la Historia de Portugal y sorprendentemente enlazada con la ciudad de Huelva. En esta iglesia-monasterio se encuentra el panteón de la dinastía Bragança, reinante ininterrumpidamente en Portugal durante 270 años (1640-1910), y en dicho panteón regio, ubicado en el antiguo refectorio monacal, encontré la tumba de una mujer onubense que fue la primera reina de Portugal tras la restauración de la independencia del país vecino en 1640: Luisa María Francisca de Guzmán y Sandoval. Luisa nace en la ciudad de Huelva el 13 de octubre de 1613, muy posiblemente en el castillo de los Guzmán, duques de Medina Sidonia, próximo a la iglesia de San Pedro, en cuyo archivo parroquial obra su partida de bautismo. Fueron sus padres Juan Manuel Pérez de Guzmán (octavo duque de Medina Sidonia) y Juana Lorenza Gómez de Sandoval y La Cerda.

Para el conocimiento de la figura de esta mujer resultan esenciales los impagables estudios que está llevando a cabo el investigador Adolfo Morales, al que tuve el honor de conocer recientemente en una visita que realicé al Archivo de la Fundación Casa de Medina Sidonia, sito en la bella ciudad gaditana de Sanlúcar de Barrameda.

El 12 de enero de 1633 Luisa se casa con Joâo, duque de Bragança, de cuyo matrimonio nacerán 8 hijos, siendo madre de tres reyes: Alfonso VI y Pedro II (que reinarán en Portugal) y Catalina (que reinará en Inglaterra como mujer del rey Carlos II). Luisa de Guzmán (en portugués Luiza de Gusmâo) fue reina consorte de Portugal durante el período de 1640 a 1656, y regente de Portugal desde dicho año -en que fallece su esposo, el rey Joao IV- hasta 1662; por lo que Luisa rigió los destinos de Portugal en el período más crítico de su historia reciente en su enfrentamiento con España por recuperar su soberanía nacional, pues reinó durante 22 de los 28 años que dura la guerra de independencia (o de la Restauración) portuguesa (1640-1668).

Durante la regencia de Luisa se producen las batallas victoriosas portuguesas que van a sentar las bases de la posterior independencia de Portugal frente al Reino de España: Líneas de Elvas (14-1-1659), Ameixial (8-1-1663), Figueira de Castelo Rodrigo (7-7-1663) y Montes Claros (17-7-1665).

En el otoño de 1640, los carruajes de los conspiradores contra el mandato español de Portugal paraban, al abrigo de la noche, junto al palacio de D. Antâo de Almada, en el largo lisboeta de Sâo Domingos (después conocido con el nombre de Palacio de la Independencia). Era allí donde discurrían las reuniones preparatorias de la revuelta portuguesa contra el dominio español. Entre los conjurados destacaban, además de D. Antâo de Almada, D. Miguel de Almeida, Joao Pinto Ribeiro, Jorge de Melo, Nicolau de Maia, Pedro de Mendonça y Sanches Baena. Estos tenían el apoyo tácito del duque de Bragança, D. Joao, esposo de Luisa de Guzmán.

El duque de Bragança vivía en Vila Viçosa, aparentemente apartado de la vida política de Lisboa, y era considerado en la Corte de Madrid persona de confianza, pues poco antes de la revolución restauradora portuguesa de 1640 había sido nombrado gobernador militar de Portugal. Invitado a dirigir la revolución dudó. Para el investigador portugués Almeida Martins no puede juzgarse esa reticencia como señal de modestia, sino que, al contrario, tiene que ver con el recelo de perder todos sus privilegios y riquezas, debiendo tenerse igualmente en cuenta que el patriotismo era algo que entonces aún no existía en las altas esferas sociales, pues se era leal a un señor (en este caso al rey Felipe IV de España y III de Portugal) pero no a una patria.

Los conjurados colocaron al duque de Bragança, el futuro rey Joao IV de Portugal, ante la siguiente alternativa: o la conservación de la monarquía con él, o una república de nobles. Finalmente el duque accedió y aceptó la corona portuguesa, vencido, al parecer, por la obstinación de su mujer, Luisa de Guzmán, que proferirá para convencerlo la célebre frase de: "Melhor ser Rainha por um dia, do que duquesa toda a vida" ("Antes reina por un día que duquesa toda la vida"). Luisa de Guzmán fallecerá en Lisboa el 27 de febrero de 1666.

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