Considerandos

Gonzalo / Prieto

Urgente restauración

23 de abril 2014 - 01:00

ESTAMOS perdiendo una excelente oportunidad de aprovechar los medios materiales y, sobre todo, los humanos, poco utilizados por desgracia en los últimos tiempos, para iniciar las labores de restauración de las lamentables balsas de fosfoyesos que se han estado almacenando durante más de cuarenta años a escasos metros de la ciudad de Huelva. El cese de esos vertidos desde el 31 de diciembre de 2010, acordado por la audiencia nacional y ratificado por el Tribunal Supremo, venía complementado con la limpieza de los terrenos, por las empresas que los contaminaron, y devolviendo esas marismas a su atractivo estado original. Se dispone actualmente de una parte de los medios económicos necesarios, avalados por Fertiberia, para poder iniciar la restauración de ese atropello medioambiental. De esa forma se conseguiría de inmediato, restituir el territorio que fue invadido por esos residuos químicos contaminantes, que arruinaron las marismas del río Tinto, que profanaron el entorno paisajístico de la capital, de Palos, de La Rábida y de Moguer, y que provocaron, además, graves dificultades sanitarias a los residentes y visitantes de los núcleos urbanos de su entorno.

Pero hace unos días, la empresa Fertiberia, responsable de la mayor parte de los vertidos tóxicos, presentó a la Junta de Andalucía un proyecto de ingeniería básica de restauración de las balsas de fosfoyesos, redactado por una empresa norteamericana experta en materia medioambiental. La delegada en Huelva de la Consejería de Medio Ambiente declaró que sólo se trataba de "un primer avance". Parece una burla que, desde el 27 de noviembre de 2003, hace más de 10 años, que la Dirección General de Costas declaró caducadas las concesiones para el vertido de los residuos y que desde hace más de 3 años que Fertiberia y Foret dejaron de enviar fosfoyesos a nuestras marismas, estas empresas hayan presentado, para la obligada restauración judicial, únicamente un "primer avance" documental. Debería ser exigible que los restantes avances y, sobre todo, el proyecto definitivo, se redactase de forma más diligente.

Dada la envergadura del problema que se pretende solucionar, todos esperamos además que, antes de la aprobación definitiva del proyecto, se produzca una extensa participación ciudadana propiciada por las administraciones públicas comprometidas, con las opiniones de la Autoridad Portuaria, la Universidad, las organizaciones sindicales, empresariales e institucionales y los colectivos ciudadanos y ecologistas, para asegurar una solución consensuada que pudiera ser considerada definitiva.

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