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Como venimos sosteniendo en las últimas semanas la cartelera se enriquece estos días con la presencia de títulos que, no solo por su abultada acumulación de nominaciones a los Oscar, incluso en propiedad ya de premios obtenidos en certámenes y plebiscitos de aparente menor categoría, sino por su entidad cinematográfica. Son películas que están en la mente de todos y que muchos de los lectores habrán visto. Pero hay un film que nos llegó el viernes pasado con casi un mes de retraso con respecto a su estreno en España que, puede haber pasado más desapercibido, sobre todo por no estrenarse en la capital, pero que sin embargo tiene también candidaturas y galardones importantes.
Me refiero a The master de un realizador tan prestigioso como Paul Thomas Anderson a quien debemos películas tan importantes como Boogie nights (1997), Magnolia (1999) y Pozos de ambición (2007), que ha abundado en su filmografía en las relaciones familiares, la influencia de los medios de comunicación en la vida actual, las imprevisibles interconexiones entre sus personajes, la predestinación amorosa y el poder de las sectas.
The master, que como recordábamos en la crítica publicada aquí el pasado miércoles, triunfó en el último Festival de Venecia, donde fue galardonada con dos premios destacados -el León de Oro a la mejor dirección y la copa Volpi al mejor intérprete, compartido por los dos protagonistas-, olvidada en los Globos de Oro, para los que presentaba 3 nominaciones, cuenta con 7 para la Critics Choice Awards, 4 para los Bafta, 4 por la Asociación de Críticos de Los Ángeles, los Gotham, los Satellite Awards y las Asociaciones de Críticos de San Francisco y Kansas pero tiene tan sólo tres nominaciones para los Oscar, que corresponden a sus protagonistas Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams, los dos últimos como mejores actores secundarios.
La película es todo un valiente alegato ante muchas actitudes morales de la sociedad norteamericana, un drama épico y provocador inspirado en la llamada Iglesia de Cienciología, que nos sitúa en los primeros cincuenta del siglo pasado cuando un destacado intelectual de arraigadas convicciones religiosas, Dodd, trata de imponer una organización religiosa. Un joven sin destino seguro, Freddie, que ha combatido en la II Guerra Mundial, le seguirá ciegamente y se convertirá en su colaborador más directo. Cuando Dodd consigue un gran número de seguidores, en Freddie irá creciendo el escepticismo.
Estamos ante una película poco habitual en la actual cinematografía estadounidense que interesa por la intensidad dramática del relato complejo, sinuoso y a la vez poderosamente atractivo en su insinuante trascedencia. Anderson, que, como su colega Tarantino es un asombroso conocedor de la cinematografía de todo tiempo, sabe componer las imágenes más impactantes en cada momento y posee una fluidez narrativa que es, quizás, su más fascinante virtud.
The master propende a la abstracción en muchos momentos pero, dentro del misterio de sus personajes, define perfectamente su personalidad. Por ello las actuaciones de Joaquin Phoenix y sobre todo Philip Seymour Hoffman, resultan más sólidas y convincentes. Ellos contribuyen a intensificar el poder hipnótico de muchas imágenes. Tema que es todo un reto para su realizador, contiene junto a la desmesura o grandilocuencia de algunas de sus situaciones, un marcado soplo poético, sensual, sarcástico y de ingeniosa agudeza. Estamos ante un gran director.
QUIROGA
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