Exposición 'Mi pequeño imperio' | Víctor Pulido

El poder de la imaginación

  • Víctor Pulido presenta su nuevo trabajo pictórico, ‘Mi pequeño imperio’, en la Galería 0

  • El artista muestra la abstracción con una mirada al mundo natural

Víctor Pulido alumbra con una linterna una de sus obras.

Víctor Pulido alumbra con una linterna una de sus obras. / Josué Correa

La abstracción de su mente enjuaga de color sus palabras, que son claras y sencillas. Todo se enfunda desde la raíz. El retorno a sus orígenes. Sin embargo, el disfrute actual es apoteósico en un estudio donde cada acción creativa significa un nuevo nacimiento. Un camino por descubrir y recorrer. Inexplorado. Pero con la experiencia de una trayectoria que sustenta su poder pictórico en mostrar ahora una cara oculta para que se miren en ella los ojos del arte, que son los nuestros. El artista onubense Víctor Pulido presenta su nuevo trabajo, Mi pequeño imperio, que también es el de todos, aunque cada uno lo vislumbra a su antojo y su parecer como buen soñador y evocador de recuerdos perdidos.

La Galería 0 acoge hasta el 7 de diciembre una selección de unas 18 obras que se encuadran en una serie con más de 200. Nada está elegido al azar. Las obras, los tonos fríos, azules y turquesas de la selección, e incluso el tamaño y la localización de cada pieza tienen una razón de ser. Una suma de elementos que se abren a un espacio interior que tenemos todos, como define Pulido la serie a Huelva Información. Cada uno tenemos una “forma de sentir la vida paralela de la realidad”. Un lugar de la imaginación donde se guardan los anhelos. Ese micromundo que habita en lo más profundo y que gracias a la obra, se conjuga con el concepto macro en busca de una abstracción paisajística que se queda disuelto en la búsqueda interior de quien aprecie su obra. Todo se puede ver desde un satélite o un microscopio. Las formas, los relieves, y las infinitas capas de grosor parecen un esquema matemático que te aleja de este mundo para verlo desde fuera o desde lo más profundo del mismo. La máxima y la mínima expresión fundidas en una colección que asombra con sus tonos fríos en un marco de congelación pictórica.

“El arte es el hecho más generoso que hay”, apunta Pulido, y será por eso que ahora ahonda en su alma para desnudar su obra con un margen de azar y de intención al mismo tiempo. Aunque se aleja de lo figurativo, cierto es que se encuentran similitudes paisajísticas y minerales que da forma la propia imaginación.

El artista explica una de sus obras. El artista explica una de sus obras.

El artista explica una de sus obras. / Josué Correa

Una cordillera vista desde la esponjosidad de las nubes, que sombrean también el frescor del mar, choca con el que ve la exposición por primera vez. Este Paisaje fractal extiende una cuerda de visión que llega hasta el fondo de la galería con la misma abstracción del mar. Atántida muestra el poder de las olas, de su abanico de azules enérgicos que irrumpen en la fantasía personal. La galería también muestra el concepto escultórico de Víctor Pulido con tres obras que parten del tema mineral y que se ven envueltas en unas urnas que realzan sus capas de colores. El ámbar rompe el abanico cromático en una esquina de la galería en una pintura que simboliza el nexo de unión entre lo orgánico y lo inorgánico. Es para perderse en cada recoveco de su obra en la que el color se aglutina en el ilimitado juego que da la resina. Este material es el corazón que late entre las capas de cada uno de los cuadros. El artista espera al que escribe estas líneas con una pequeña linterna para que la luz alumbre el infinito mundo que habita en los grosores de sus pinturas, repletos de insignificantes burbujas que dan sentido a todo. La brillantez y la transparencia del material permite que la luz juegue un papel fundamental y un prisma único.

Todo el mundo puede descubrir el universo que quiera. El abanico es grande y en él caben todos”. Gracias a la técnica, donde se junta el óleo, el acrílico o la acuarela, entre otras, Pulido descubre un camino nuevo cada día. “He vuelto a ese espacio donde soñé el pintor que ahora soy. He encontrado el camino de lo que quiero hacer”, explica.

La colección no tiene aún un final ya que el artista sigue trabajando en la serie pictórica, tanto que es “un pozo sin fondo”, asegura a este periódico. Y es que “descubro un mundo nuevo cada día que me meto en el estudio”. Gracias a la resina –material con el que investiga desde hace tiempo– el onubense consigue que cada persona se pueda hacer una idea de cada obra. Mi pequeño imperio da también nombre a una obra, dividida en cuatro, pero que sólo tiene sentido cuando se juntan en los ojos del que la admira. Un deshielo que despierta la inquietud por el cambio climático y que choca de frente con el impacto del color. Ahora es momento de que cada uno se pierda y se encuentre en su propio pensamiento del pasado. Que dibuje con los ojos un camino nuevo en cada obra puesto que están abiertas a la imaginación y a la realidad. Que bucee entre las sombras cromáticas que dan juego gracias a la profundidad de los cuadros. Un paisaje que se abre al mundo casi en una realidad paralela, difícil de explicar, pero fácil de sentir.

Escultura de la colección. Escultura de la colección.

Escultura de la colección. / Josué Correa

Hoy, el artista onubense Víctor Pulido realiza una visita abierta a las 19:30 en la propia galería. Una oportunidad de admirar una colección con la explicación del propio autor. Una manera de encontrar el camino para que después cada uno lo recorra a su manera. Todo puede pasar cuando uno se pierde en la abstracción.

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