En su casa de la calle Convento de Cartaya, Alejandrina Millán Jaldón ha pasado los últimos tres años de su vida trabajando para hacer realidad uno de sus mayores deseos: que la Virgen del Rosario de la localidad tuviese algo totalmente suyo.
Tal es su amor por la patrona de Cartaya, que hace tres años, después de 25 al frente de la Hermandad de la que es titular, sintió que tenía que seguir haciendo algo por ella. Y que mejor regalo que una mantilla elaborada “no solo completamente a mano, sino sobre todo con el corazón y con mis sentimientos”.
Así se ha expresado estos días la propia Alejandrina a Huelva Información al tiempo que, en la tranquilidad del salón de su casa, daba las últimas puntadas a esta auténtica obra de arte, que ha confeccionado con la técnica del encaje de bolillos y “con un estilo muy popular”. La mantilla tiene 1,72 metros de largo por 92 centímetros de alto, y su gran sueño es “ver a la patrona cartayera con ella puesta”. Ese día, confiesa, “me voy a emocionar muchísimo, se me van a saltar las lágrimas, pero sobre todo voy a disfrutarlo porque esta ilusión la tengo desde hace ya muchos años”.
La mantilla de Alejandrina está elaborada íntegramente con hilo de oro, que “es un poco más caro, y más costoso para trabajar que el hilo blanco habitualmente usado para el encaje de bolillos”. Igualmente, explica esta vecina de Cartaya, está hecha a tiras, que después se van ligando unas con otras con los palos de los bolillos hasta completar una única pieza.
El encaje de bolillos, añade, “no es que sea muy difícil, pero sí muy laborioso y entretenido”, a lo que según explica la propia Alejandrina “hay que sumar los achaques y los problemas en la vista que he tenido a lo largo de estos tres largos años”. Pero a pesar de todo ello, “nunca me he venido abajo, ni he tirado la toalla, por muy desesperada que estuviese en determinados momentos”.
Igualmente afirma que la mantilla “no es una gran cosa desde el punto de vista de su valor material, pero su valor sentimental es infinito porque está hecha completamente de forma artesanal y a mano, por el amor que siento hacia la patrona y por el empeño e ilusión que he puesto en su elaboración”.
Finalmente confiesa que hasta este momento su mantilla es una “sorpresa” para la Hermandad, que según sus palabras “creo que por el momento no sabe nada, y menos que está ya prácticamente concluida”. Y es que “yo no sé ahora mismo si le hará falta, o no esta mantilla, a la Virgen del Rosario, pero yo quería que la Virgen a la que tanto quiero y por la que tanto he dado a lo largo de toda mi vida, se quedase con algo mío, hecho con tantísimo cariño, y con mis propias manos”.
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