¿Hasta cuándo va a aguantar la programación que tenemos de TV?

La televisión en abierto tiene músculo de sobra porque es hábito, compañía. Los principales canales, los generalistas, ocupan la mayor parte de su programación en espacios anchos donde cabe de todo, en directo, capaces de tener cintura para adaptarse a “la actualidad”. Lo que cambia de cada cadena son pocos ingredientes y casi parecen intercambiar los contertulios complementarios. Radio televisada con salsa personal.
Esa actualidad es precisamente más líquida porque atiende a lo instántaneo, la voracidad on line, contagiada a los medios tradicionales. Los temas se suceden tan rápido que nos insensibilizamos a escándalos, cifras y hasta preocupaciones si son ajenas. Hay que alimentar la locomotra como sea y en las redes hay demasiado usuarios deseosos de dar su opinión de todo, cuanto más impertiente (y viral para ser bola de nieve), mejor. Así se excita la polarización.
Con tantas urgencias a la TV se le va olvidando ser también TV en el aspecto de dar paso realmente a programas propios a contar con contenidos que no dependan del último dato y las reacciones a la última declaración. Algunos concursos y algunas series diarias, los que son capaces de generar más fidelidad constante, se mantienen como amigos fijos. Y Telecinco aporta su especialidad histórica, los realities, en cada edición más extremos que en la anterior por eso de que ya lo hemos visto todo.
La TDT temática se convirtió en un desván de series, docuseries y dibujos en aluvión. Casi sin orden ni concierto, para atrapar cada una a un 1% de los españoles que no conectan con otra cosa cuando encienden el televisor principal y descansan tal vez sin soltar el móvil de la mano. Cuánto tiempo y con cuánta potencia puede aguantar este trillado sistema es la pregunta de cara al futuro a medio plazo.
Si no hay cadenas que arriesguen a adelantar el prime time, a mejorar el contenido del horario nocturno, a proponer nuevas ideas para el day time dignas de 2025, no de 2010, este motor de compañía irá muriendo de agotamiento.
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