Explosión de fervor lepero en la llegada de la Virgen de la Bella a Huelva

La capital onubense recibe a la Patrona de Lepe como en el año 1954, con los brazos abiertos y esta vez en la Capilla de Jesús del Calvario

La Virgen de la Bella rememora el traslado de 1954 a Huelva para participar en la Magna

La Virgen de la Bella, en su paso para la Magna del sábado. / Jesús Fernández
Daniel Fontenla Domínguez

Lepe, 18 de septiembre 2025 - 22:00

La llegada de la Virgen de la Bella a Huelva fue una explosión de fervor del pueblo de Lepe, que acompañó de forma multitudinaria a su Patrona en El Calvario. Onubenses y leperos se unieron en su devoción a la Virgen, en esa comunión de la provincia que vivirá su culmen en la procesión del sábado.

Desde una hora antes de la llegada de la Patrona de Lepe, Huelva, junto a una extraordinaria representación del pueblo lepero, sabía esperar la ansiada llegada. Entre cantes, vivas y palmas, se pasaba un rato de nerviosismo y mucha emoción. Las puertas de la Capilla de Jesús del Calvario se mantenían cerradas, ante la inminente llegada del camión que estaba preparado para el transporte correcto de la imagen.

Aún cuando la comitiva se encontraba por la carretera de Gibraleón, las puertas de la capilla estaban abarrotadas de personas que no querían perderse un momento histórico para el pueblo de Lepe.

La Virgen de la Bella, en su llegada a la capilla del Calvario. / Jesús Fernández

Los leperos encargados de bajar a la Virgen realizaban un pasillo con sus cuerpos para hacer lo más fácil posible la entrada del camión. Estos hombres, con saber estar y presencia en el lugar, sabían coger las riendas de la llegada de su Patrona, que era inminente.

Las puertas de la Capilla de Jesús del Calvario, abiertas y con el guion de la hermandad de la casa, esperaban nerviosos a la madre de los leperos. “Ya mismo, la vamos a tener en Huelva”, decían emocionados los devotos de la Bella.

Y cuando desde la esquina se asomaba ese esperado camión, brotaron las palmas y vítores en la concurrida y engalanada calle. Los destellos del coche de los Cuerpos de Seguridad del Estado avisaban de la inminente entrada en la capilla. Todo Lepe, junto al pueblo de Huelva, recibía entre aplausos y el cante de la Salve de la Bella a la Patrona de los leperos. Con la bandera de España y el cajón abierto, el responsable del camión, junto al presidente, abrían los dos cristales que protegían a la imagen, para darle a sus hombres a la Virgen.

Con mucha calma y saber estar, el cajón de la Patrona salía poco a poco del camión. La labor incansable del presidente hacía del momento un acto medido y correcto.

El cajón se posaba frente al paso procesional, desde donde lentamente la Virgen asomaba para todos los presentes. Un pueblo que se debe a María, más Bella que nunca, que con tanto amor la ha despedido de Lepe, y Huelva la ha acogido con los brazos abiertos.

La Virgen de la Bella, en su trono. / Jesús Fernández

Lepe quería guardar la privacidad, y tras pedir no hacer fotos ni vídeos, la Virgen de la Bella subía a su paso lentamente, junto a un sin parar de aplausos y vivas. Así daba por finalizado un histórico traslado, mientras que los leperos lentamente salían de la Capilla de Jesús del Calvario. La Magna espera.

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