La Fe inunda Huelva en un Viernes Santo de solemnidad y Silencio

María Santísima de la Resignación, en los aledaños de la Parroquia Mayor de San Pedro.
María Santísima de la Resignación, en los aledaños de la Parroquia Mayor de San Pedro. / Clara Carrasco

Huelva/El principio del fin de la Semana Santa 2025 brotaba desde el barrio onubense de Viaplana. La Parroquia Santa María Madre de la Iglesia abría sus puertas al Cristo de La Fe con cierta antelación y el centenar de devotos que esperaban en la calle San Marcos miraban de reojo al cielo. Era inevitable. Y más aún tras la desoladora estampa que dejaba el 2024, con el mar de túnicas rojas volviendo al templo a causa de las lluvias, que sorprendieron al cortejo al poco de iniciar su recorrido.

Pero las previsiones de agua esta vez no fueron más que un espejismo. Minutos después de iniciarse la jornada con la primera salida desde la parroquia, el escurridizo sol volvía a reaparecer para quedarse toda la tarde. Como si de un anticipo de lo que venía se tratase y, ahí sí, con la vista en las puertas entreabiertas de la parroquia, los devotos esperaban el inicio de la estación de penitencia de la primera de las hermandades que estaba llamada a procesionar. La seguirían la solemnidad del Descendimiento, Santo Entierro y la Soledad.

Ambiente en Viaplana antes de la salida de La Fe.
Ambiente en Viaplana antes de la salida de La Fe. / Jesús Fernández

Mientras, los aledaños del edificio y de cada parroquia de la que saldrían los pasos se llenaban de cofrades. Quedaban minutos para que el misterio del Cristo de la Fe cruzara las puertas, en un año de más efemérides -cincuenta desde que se realizase la imagen del Cristo de la Fe, en el 1975, por Antonio León Ortega- y desde los balcones de los edificios de Viaplana, engalanados y recubiertos de telares, se acomodaban los últimos espectadores para escuchar los primeros ecos de la marcha de la Agrupación Musical del Santísimo Cristo del Amor.

La Cruz de Guía irrumpía en las calles con cinco minutos de antelación. Su capataz, Jacinto Hitos, daba orden de comenzar al cortejo. La primera levantá tenía lugar antes de tiempo y el Cristo de la Fe salía entre un estallido de aplausos. Una chicotá ponía la nota a la petalada que había comenzado pocos balcones después de salir del templo. El palio de la Virgen de la Caridad también recibía la luz de la calle San Marcos antes de las 17:15, entre un reguero de pétalos que le abrían el camino.

Cristo de la Fe ya en la calle este Viernes Santo.
Cristo de la Fe ya en la calle este Viernes Santo. / Jesús Fernández

En la Parroquia Mayor de San Pedro, el cortejo del Descendimiento salía a las 17:46. Segunda de las hermandades de un victorioso y majestuoso Viernes Santo. Antes de cruzar la puerta, una primera levantá recordaba a la Hermandad de Pasión, que no corría la misma suerte en la Semana Grande onubense y tenía que volver al templo, ya con el cortejo en sus puertas y la misma plaza llena. Todo un guiño de fraternidad entre hermandades. "Un gesto de responsabilidad y buen hacer al que nos tienen acostumbrados", decían desde la hermandad.

El paso de misterio del Descendimiento se detenía en el porche de la Parroquia de San Pedro a plena luz del sol, que iluminaba cada una de sus coloridas flores. Conmocionada, toda Huelva miraba el descender de Cristo de su cruz, en la escalinata de la Parroquia hasta llegar a la nueva Plaza de San Pedro como telón de fondo. Una maniobra que, pese a su dificultad, dejaba un año más una estampa digna del recuerdo de los cofrades.

El paso de misterio del Descendimiento saliendo del templo.
El paso de misterio del Descendimiento saliendo del templo. / Clara Carrasco

Estaban las dos primeras hermandades realizando su estación de penitencia por las calles. El palio de la Virgen de la Resignación seguía al paso de misterio pocos minutos después. A punto de dar las 18:30, María Santísima de la Resignación miraba desde la altura al Paseo Santa Fé, para bajar las escalinatas entre los sones del Liceo de Moguer, cuando tenía lugar la siguiente levantá. Avanzando por el frontal de la abarrotada Plaza, poco antes de las 19:00, llegaba otra chicotá y esta vez era para ella.

Minutos antes de la salida de la tercera de las hermandades, las puertas de la parroquia de San Francisco de Asís presenciaban una levantá del misterio de la hermandad de la Fe, a su paso, por la Hermandad de La Esperanza conmemorando el 25 aniversario de la coronación canónica de su Titular.

Enclavada en la Plaza de las Angustias, desde la Ermita de la Soledad salían pasadas las 19:30 los primeros nazarenos de la Hermandad del Santo Entierro. Se echaba a la calle como la tercera de las que procesionaban en este Viernes Santo que volvió a ser completo contra todo pronóstico. Estaba en la calle el primero de los pasos de la Hermandad del Santo Entierro, la Virgen de las Angustias, acompañada minutos más tarde por el Cristo yacente, seguido poco después del sobrio y oscuro palio de la Virgen de la Soledad, último de los tres pasos que componen el solemne cortejo.

La Soledad sale de la Parroquia de la Concepción.
La Soledad sale de la Parroquia de la Concepción. / Alberto Domínguez

Ya bien entrada la tarde, el silencio se hacía en Méndez Núñez. La cruz de guía de la Hermandad de la Soledad salía a la vía diez minutos antes de las 20:00, con un cortejo que caminaba calle abajo, ante los ojos de los tantos que contemplaban en silencio el paso. Pocos minutos después y sin escucharse un alma, Nuestra Señora de la Soledad cruzaba las puertas de la Parroquia, dirección a la calle Concepción. A los pies de la cruz, regaba la ciudad en su recorrido de recogimiento y de elegancia.

La Soledad.
La Soledad. / Alberto Domínguez

La Carrera Oficial era inaugurada por el Descendimiento a las 20:10, segunda hermandad que iniciaba su procesión este Viernes Santo pero que llegaba primera a La Placeta, para detenerse en Calle Bocas. El palio de la Virgen de Resignación también llegaba aún de día a la Placeta. La Hermandad de la Fe seguía muy de cerca, con su Cruz de Guía, a la primera de ellas.

El Cristo de la Fe y la Caridad entraban sobre las 21:13. Los primeros nazarenos del Santo Entierro también aparecían por la calle Méndez Núñez poco antes de las 21:30, con la noche cayendo a sus espaldas y sus cirios ya encendidos para conquistar la carrera oficial en la recta final de la Semana Grande. A su salida, un palco para Fundación Laberinto esperaba a cada uno de los pasos, permitiendo a sus niños ver de cerca cada momento de este Viernes Santo. La Virgen de las Angustias también atravesaba Méndez Núñez a las 21:40, seguido, por último de la Soledad, que cerraba la carrera oficial onubense en un Viernes Santo que finalmente pudo ser.

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