Opinión

Una semana para soñar. La coronación de la Amargura

La Amargura en La Placeta en la mañana del Viernes Santo de este año, donde será coronada este sábado.

La Amargura en La Placeta en la mañana del Viernes Santo de este año, donde será coronada este sábado. / Eduardo Sugrañes

La mirada en el amanecer cofrade de Huelva se quedó este año ahí anclada. Al paso de María Santísima de la Amargura por La Placeta, la antigua de los mercaderes, la que es el punto intermedio en la calzada de los marineros entre el muelle en la Ría y la parroquia de la Inmaculada Concepción.

Aquí, donde los más antiguos recuerdan lo que otros le contaban, de barcos amarrados a la Cruz de los Ángeles, que hoy corona El Conquero de la Virgen de la Cinta, madrina de la Amargura.

Ese será el punto estacional donde tendrá lugar (D.M.) este sábado la coronación canónica de María Santísima de la Amargura.

Si este ha sido un tiempo para mover a todos los devotos del Nazareno y de su Madre en ese regalo que nos haremos de verla coronada, desde aquel momento en el que cercano al mediodía la Amargura se paraba en el mismo lugar donde tendrá lugar su coronación canónica, en ese día nuevo que amanece tras la Madrugá, con cielo azul Huelva y lluvia de pétalos sobre el fondo inmaculado de la fachada encalada de la Concepción, todo resultó distinto.

Ahí, en ese mismo momento todo ha sido un revuelo, me consta el amor de los hermanos del Nazareno por este homenaje a Ella, los que tienen responsabilidad de gobierno y de aquellos otros tan amigos míos como el Señor de cada mañana en la Concepción. Los que formamos parte de la nómina de la devoción de Jesús el Nazareno nos sentimos muy contentos de esta coronación canónica, sabemos de las Madrugá que la Virgen tuvo al lado del Señor en ese Jerusalén tan difícil, que se hizo calle de la Amargura.

Ahora la vestiremos de luz en el sábado del Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María y veremos lo solo que se quedará el Señor en la Concepción sin Ella, cómo la echará de menos en esas horas en la que saldrá para su coronación. Entonces entenderemos lo que significa que la Amargura le acompañe cuando la noche es más dura y el Señor pisa con pies descalzo las calles de Hueva y le vemos caminar mientras sentimos al movimiento de su túnica morada el consuelo a nuestros males.

En esa hora me quedaré soñando mirándola en ese rostro que me ofrece amor en la estampa suya, lo mismo que la del Señor al que doy gracias por acompañarnos cada día.

Será una coronación deseada, porque me consta del cariño a la Amargura. Cuando salga en la tarde de este sábado llevará en su rostro la sonrisa que ella le ve en la mañana del Viernes Santo cuando el sol se adentra entre sus varales desde la calle Concepción. Y la Virgen de la Amargura esa tarde de sábado le volverá a consolar su rostro sumido ahora en el dolor.

Hoy esta foto en La Placeta nos acelera el corazón en días que no se saben cómo contar, en horas que se van una detrás de otra, en ese sueño que es coronar a la Amargura de la Concepción.

La Amargura acompañada de San Juan, a su llegada a La Placeta en la mañana del pasado Viernes Santo. La Amargura acompañada de San Juan, a su llegada a La Placeta en la mañana del pasado Viernes Santo.

La Amargura acompañada de San Juan, a su llegada a La Placeta en la mañana del pasado Viernes Santo. / Eduardo Sugrañes

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