Las inclemencias meteorológicas no impidieron que la Sagrada Lanzada celebrara el veinticinco aniversario de su primera estación de penitencia realizando su salida procesional por las calles de Huelva. La junta de gobierno decidió retrasarla una hora debido a las precipitaciones que se prolongaron en forma de chubascos hasta cerca de las siete de la tarde.

Desde la junta de gobierno apuntaron que había "posible riesgo" de lluvia hasta las ocho de la tarde pero prefirieron arriesgarse, una decisión que fue muy bien acogida por los hermanos. Pasados dos minutos de las siete, justo cuando salió el paso del misterio por la puerta de la casa hermandad, comenzó a chispear, aunque sólo fue un instante. El paso estrenaba el dorado de los dos candelabros centrales, el monte artificial y cuatro cartelas de las esquinas talladas por Rubén Fernández, con las escenas del Resucitado, la pesca milagrosa, el bautizo de Jesús y el milagro de las bodas de Caná.

Aparte, entre las novedades se encontraban los mantos de la Virgen del Patrocinio y de Nuestra Señora de los Dolores, así como sus rostrillos y sus pañuelos.

El paso del Cristo de la Lanzada y el paso de palio de la Virgen de los Dolores llevaban un crespón negro en memoria del vestidor y hermano fundador Eugenio Farelo.

La primera levantá del paso de misterio ya en la calle fue para la Banda de la Salud, que acompañó al titular de la cofradía en su recorrido procesional. "Se lo merece todo", apuntó el capataz, Francisco Javier Michinina, en relación a la agrupación musical.

Al son de la marcha Mi Cristo Moreno, el paso del Cristo inició su recorrido procesional por la calle Don Bosco. Media hora más tarde, salía la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, que fue recibida con un ¡Viva la Reina de las Colonias!, mientras en el cielo se abría un claro entre las nubes.

La cofradía fue la primera del Martes Santo en entrar en carrera oficial.