Buena Muerte

Sobria belleza de Consolación

  • La cofradía salió con la impronta de los 500 años del convento agustiniano

Los pasos de la Buena Muerte tienen un toque muy personal y característica en la Semana Santa de Huelva y eso se pudo comprobar ayer otra vez. Se distinguen por su elegancia y buen gusto y sobre todo, por la devoción que sus cofrades tienen a sus titulares que este año adquiere un matiz especial por la conmemoración de los 500 años del convento de las Agustinas que les sirve de cobijo.

Cerca de media hora más tarde que el año anterior, el magnífico Cristo de la Buena Muerte, cuyo paso estrenaba las peanas donde los ángeles portan los hachones, flanqueaba las puertas de Santa María de Gracia, una tarea nada fácil teniendo en cuenta la estrechez de Tres de Agosto. Tras la labor de elevar la cruz -lo que también sucedería con la del paso de Consolación-, el Señor fue acompañado por segundo año consecutivo por música de capilla, en concreto por el trío Gólgota. La Consolación -vestida toda de negro- lucía como estreno, un pañuelo nada menos que del siglo XVIII, dejando asombrados a todos los presentes por su exclusividad en nuestra Semana Santa. Acompañada por su Banda de Música Nuestra Madre de Consolación, la Virgen recibía el cariño de Huelva y como el resto de la comitiva, se adentraba por el centro en un itinerario algo más reducido pero en el que sus más de 300 penitentes demostraron su prestancia en su recorrido procesional, que ha recuperado impronta desde que regresara a las Agustinas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios