Apuntes de cabildo

Una Semana Santa distinta pero igualmente hermosa

  • Este año se dibuja diferente a todas, pero se espera que ofrezca momentos igualmente únicos alrededor de las sagrados titulares

Un niño recoge los pétalos tras el paso de un paso de palio que caminó sobre esta alfombra.

Un niño recoge los pétalos tras el paso de un paso de palio que caminó sobre esta alfombra. / Alberto Domínguez

Una Semana Santa distinta e igualmente hermosa por lo que entraña. No podemos dejar de ver en nuestro horizonte que su significación es lo importante. Es el todo. Una conmemoración litúrgica de unos hechos que trascienden al día a día de todo un año. El Dios vivo que está en la calle, en la vida y en nuestros corazones.

No será la de los pasos en la calle, pero sí será Semana Santa. Nos hubiese gustado pensar en las cofradías recorriendo la ciudad e integrando barrios sobre un mismo vínculo que son cada una de la escenas de la pasión, muerte y resurrección.

La pandemia el año pasado nos dejó en casa y se vivió una Semana Santa tan interior que no se olvidará nunca, porque sentimos momentos que insospechadamente nunca podríamos haber pensado. Lo vivido y sentido queda en lo más íntimo de cada cofrade y en el propio conjunto de las hermandades y la Iglesia diocesana.

La de este año será diferente, esperamos que la pandemia nos de una tregua y, al menos, se puedan no solo visitar los templos, sino participar en la vida de las celebraciones religiosa tan importantes en esos días.

Pensando en esa Semana Santa seguro que todos aportamos algo para que se viva intensamente. Aunque los pasos no puedan salir a la calle pero las imágenes en sus templos constituirán un acercamiento como lo son en sus recorridos procesionales.

Las imágenes de la devoción particular de cada hermandad y, por ende, de todo el conjunto cristiano están ahí, día a día aunque haya una jornada en la que la acerquemos a las calles, los hogares, a la ciudad. Ahora Sserá la ciudad la que en ese tiempo especial, esa semana que va desde el Domingo de Ramos al de Resurrección, camine hacia los templos.

Las hermandades a través del Consejo de Cofradías ya ha dado un primer paso en este sentido. Esperan que esta sea una Semana Santa interior pero que se pueda vivir intensamente en las iglesias y tengan ese aroma cofrade que visten los templos con sus pasos montados aunque en esta ocasión sea todo muy diferente.

Ahora se agudiza el ingenio cofrade para dar respuesta a una situación difícil pero no insalvable, al menos para sentir de cerca a nuestras imágenes titulares. Se piensa en algo cofrade pero intimo vinculado a la importancia que tienen los templos en esos días. Volver a ver los templos llenos de fieles que se acerquen a ellos como ocurrió recientemente en la fiesta de la Inmaculada Concepción. En la que estuvieron a la veneración junto a la Virgen Inmaculada las dolorosas de muchas hermandades. Ese impulso que se dio a una vida que se desarrolla al rededor de las restricciones de la pandemia ofreció un nuevo latir.

Ese es el que ahora deseamos y esperamos si se consigue ir frenando la expansión de la pandemia. Confiamos en ello y deseamos vivir una Semana Santa distinta pero intensamente hermosa, porque vamos a poder estar junto a nuestros sagrados titulares.

Será un paso más hacia esa Victoria que indudablemente va unida a la Esperanza que nos fortalece, lo mismo que lo sentimos al verlas a Ellas en sus pasos de palio el Miércoles Santo en las calles. Permanecerán en sus templos, pero volverán a estar con nosotros en nuestra mirada y en nuestro corazón, en esta Semana Santa distinta en su forma pero tan igual que la de hace 2.021 años, porque el Domingo de Resurrección volverán a repicar las campanas a gloria.

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