Respeto y cariño en El Carmen ante el Señor
La cofradía salió a su hora y fue la primera en entrar en carrera oficial La salida estaba incluida en su 25 aniversario
LA barriada entiende que el Señor del Prendimiento es el Señor de Carmen y así se demuestra cada Miércoles Santo. Los alrededores de la parroquia bullen de ilusión y entusiasmo cuando se va aproximando la hora de la salida. Los costaleros se preparan en el patio exterior y se van introduciendo en el templo, mientras que los vecinos se van dando cita ante la cancela de la iglesia. La cofradía culmina sus preparativos dentro de la mayor intimidad y recogimiento.
Y así llegó el momento. Un sol primaveral, muy luminoso, era la confirmación de que el Prendimiento tenía una cita con Huelva y que se disponía a iniciar su recorrido. Aun así, la junta de gobierno tuvo una última reunión a las 16:15; es decir, un cuarto de hora antes de la salida oficial. Las incertidumbres que había ofrecido la meteorología en las jornadas anteriores hacía necesaria una confirmación para que los planes previstos se efectuaran. Fue a las 16:35 cuando la diputada mayor de gobierno procedió a lo que es una tradición en esta cofradía: aproximarse hasta la puerta del templo y hacer una llamada.
Las puertas de la parroquia del Carmen se abrieron de par en par y apareció la cruz de guía, lo que provocó los aplausos de todos los presentes. La cofradía ya estaba preparada y los penitentes se adentraron por la calle Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, en busca de Antonio Rengel. Precedido de un buen número de monaguillos y acólitos inició su andadura el espléndido paso de misterio. Dentro del templo, la Agrupación Musical de la Santa Cruz comenzó la interpretación de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento que no hizo otra cosa que dar aún mayor realce al intenso momento que se vivía.
El paso de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento inició su primera chicotá con una revirá incluida. Las revirás siempre son muy agradecidas por el público, pero cuando el protagonista es un paso de las dimensiones del Prendimiento, éstas adquieren una enorme espectacularidad que pone a prueba la buena labor de los costaleros que, en esta ocasión eran dirigidos por Juan Manuel Hernández. En Antonio Rengel el Señor fue objeto de una petalada y los vecinos del barrio pudieron aún contemplar una bella revirá entre esa calle y la avenida del Ancla. Ya estaba cercana la despedida del Carmen a su cofradía.
Las Colonias estaban pendientes de la hermandad del vecino barrio y fue recibida con el respeto merecido. En Don Bosco, una representación de la Sagrada Lanzada hizo los honores. La tristeza de no haber podido efectuar su estación de penitencia no fue óbice para que dieran su señal de confraternidad a los cofrades del Prendimiento que, tal y como estaba previsto, fueron los primeros en entrar en la carrera oficial, levantando la admiración y el respeto del mundo cofrade y de los onubenses en general. En la recogida se ganó tiempo por temor a la lluvia.
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