Semana Santa

Olor y sabor en plena Madrugá

  • los churros. Es una costumbre que se remonta a más de un siglo atrás. El frío de la noche más especial de la Semana Santa se ha combatido con churros acompañados de café o chocolate

Para muchos cofrades la Madrugá es lo más importante de la Semana Santa. No es un secreto para nadie que la salida del Nazareno, de la Concepción, es uno de los momentos álgidos de nuestra Semana Mayor. Hay que ser de escayola para no sentir cómo el vello se pone de punta en el momento en que la imagen del Señor sale acompañada por su Banda. Otros, sin embargo, prefieren ver la procesión al clarear o ya de mañana.

Son muchas horas en la calle en las que la humedad de la noche va haciendo mella y el cuerpo pide recuperar fuerzas. Para ello hay un remedio muy español que nunca falla: los churros. Y es que los churros son un ingrediente fundamental en la Madrugá de Huelva, aunque esto no es cosa de unos años a esta parte. Es una tradición que se remonta hasta el siglo XIX y ojalá se mantenga durante unos cuantos siglos más.

Luis Fernando García Alejo es el propietario de la Churrería Luis y da testimonio de que churrerías y bares mantienen un matrimonio indisoluble para el beneficio de los estómagos de los onubenses. Este año ha habido una notable novedad, como ha sido el cambio de sus establecimientos tras el cierre del mercado del Carmen, aunque la verdad es que la distancia entre el anterior emplazamiento y el actual es de pocos metros. Sin embargo, estamos hablando en cualquier caso, de un cambio histórico del que se han vertido litros y litros de tinta y que ahora empieza a escribir sus primeras líneas; un cambio que no sólo ha repercutido en la fisonomía de la ciudad sino también en la geografía cofrade.

Luis Fernando García Alejo comenta que ya su bisabuelo se dedicaba a este riquísimo negocio de los churros en 1868 y la familia ha mantenido la actividad. Un año más, su churrería ha estado presente en la cita de la Madrugá en la que se han elaborado unos 400 kilos de harina. También han estado presentes dos bares tradicionales de esta noche: El Alba y Miguel.

García Alejo ha tomado el pulso de esta noche tan especial. Abrió su churrería ya entrada la madrugada, a eso de las 03:00. La tecnología ha evolucionado mucho y los churros empiezan a hacerse pronto: "Desde que se abre hasta que la máquina empieza a trabajar sólo son necesarios 15 o 20 minutos. Gracias a la máquina nueva y los calentadores de agua, el proceso de amasar es muy rápido".

Afortunadamente, el tiempo también ha acompañado. Luis recuerda que en los años que la lluvia apareció y el Nazareno tuvo que dar la vuelta, el negocio se tuvo que cerrar. Sin embargo, una noche fría -como la que se vivió en esta Madrugá- hace que la gente busque con más intensidad llevarse algo caliente al cuerpo.

Desde el punto de vista del estómago, la Madrugá tiene dos momentos importantes. Uno de ellos coincide con la salida del Señor de Huelva y se extiende hasta las 05:00. Después hay un parón hasta que se llega al momento álgido que son las 07:30. A partir de ahí, el consumo de churros es notable porque el centro de la ciudad es un constante trasiego de gente.

Luis lleva muchas madrugás vividas y es un observador de primera magnitud para apreciar cómo es el comportamiento de los onubenses en esta noche tan especial. Hay onubenses que aguantan toda la noche del tirón y otros que hacen un paréntesis, se van a casa a descansar y se reincorporan.

En el primer grupo se encuentra la chavalada adolescente que deambula por el centro, pletórica de fuerzas ya que a estas alturas de la Semana Santa lleva muchos días de vacaciones. En el segundo grupo están los cofrades y onubenses en general que tras ver la recogida de Judíos optan por hacer un paréntesis y descansar. Algunos se incorporan porque no quieren perderse la salida del Nazareno; otros lo dejan para más tarde, para cuando el Señor está ya por la calle Valencia.

José Jiménez es el propietario del bar El Alba. Fue el año pasado cuando estrenó sitio y ha abierto un año más su local en Madrugá. Pepe abrió para la salida del Nazareno y cerró de 05:00 a 07:00, "porque no me da ninguna confianza el ambiente que deambula durante esas horas". El Alba quedó abierto nuevamente, a partir de las 07:00 aproximadamente y aguantó hasta el mediodía del Viernes Santo, momento en que "la Semana Santa acaba para nosotros".

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