Lunes Santo de esplendor en Ayamonte
El Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Rosario salen en procesión tras los malos augurios meteorológicos
Los aguaceros que se repitieron a lo largo del día en Ayamonte no traían buenos augurios para ver procesionar a los titulares de la Hermandad del Cautivo, el Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Rosario. Las previsiones eran negativas hasta las seis de la tarde según los partes meteorológicos, los españoles y los portugueses, que pueden ser más certeros porque de allí llegan las aguas del sur, que les traen las lluvias horas antes que a nosotros.
A pesar de todas estas circunstancias, la Junta de Gobierno de la Hermandad del Cristo de la Buena muerte decidió salir en procesión a partir de las 20:30, media hora después de lo previsto. Y así, con mucha gente en los aledaños del templo de la Merced minutos antes de la salida, comenzaba el peregrinar la señera cofradía, tan querida entre los ayamontinos.
Se abrían las puertas a la hora señalada, con la Cruz de Guía al frente y con una buena cantidad de hermanos alegres por poder realizar al fin el recorrido penitencial. Debido a las reducidas dimensiones de las puertas de salida, las tres imágenes tuvieron que ser descendidas para poder abandonar el templo.
Poco a poco, y ya con una gran cantidad de lugareños y visitantes, la comitiva seguía caminando hasta encontrarse con uno de los lugares más importantes del recorrido, el Convento de las Hermanas de la Cruz, a las que todas las Hermandades rinden pleitesía. Un simbólico lugar en el que las monjas cantaron una Salve a la imagen de la Virgen del Rosario. Sobre las 11:30 la comitiva accedía al Paseo de la Ribera, donde está instalada la Tribuna Oficial. Llegada ya la noche, más de una de las personas del numeroso público miraba al cielo. Un público deseoso, dos años después, de ver desfilar esta majestuosa Hermandad del Lunes Santo.
De regreso al templo de origen muchos de los asistentes se concentraron sobre todo en la subida de la calle Felipe Hidalgo, donde la estrechez, sobre todo para el paso de la Virgen, dificultaba la procesión. Un obstáculo solventado por la destreza de los capataces y el esfuerzo titánico de los hermanos costaleros.
Sobre la una de la madrugada la cruz de guía cruzaba el umbral del templo y así terminaba una jornada llena de incertidumbre por el tiempo y también llena de regocijo espiritual por cómo transcurrió todo el desfile.
Si el tiempo lo permite, el Martes Santo sale en procesión en Ayamonte la Hermandad de la Santa Lanzada desde el templo de San Francisco, a la que acompaña el paso de la Virgen de la Esperanza del Mar, muy unida a la barriada marinera de Punta del Moral.
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