Procesión de la Legión en la Semana Santa de Huelva

Histórica salida del Cristo de la Vera Cruz de Huelva

  • La ciudad refrenda con su masiva participación esta salida acompañada por al Legión Española

Momento de la salida del Cristo de la Vera Cruz, ante la atenta mirada de las autoridades.

Momento de la salida del Cristo de la Vera Cruz, ante la atenta mirada de las autoridades. / Josué Correa

La ciudad se desbordó literalmente en la calle con la salida del Cristo de la Vera Cruz. El Sábado de Pasión se convirtió en una jornada cofrade multitudinaria, pocas como esta en los días que le van a seguir a partir de hoy.

Las calle vibraron entre la devoción ante el Cristo de la Vera Cruz y la emoción del acompañamiento de la Legión Española. La mañana en la parroquia de la Inmaculada Concepción ya hacía presagiar una jornada intensa con la apertura de las guardias ante el Cristo que se encontraba a los pies del presbiterio. Allí el párroco de la Concepción, Diego Capado, con el director espiritual del Consejo de Hermandades iniciaron los rezos ante la sagrada imagen. Asistiendo la Archicofradía de la Vera Cruz presidida por su hermano mayor, José Carlos García Castillo, que estuvo acompañado por el alcalde de la ciudad, Gabriel Cruz Santana, y el general jefe de la brigada de la Legón, Marcos Llago Navarro.

Las guardias se realizaron cada quince minutos hasta las 13:30, las colas a las puertas del templo para acceder al mismo llegaban a casi hasta La Placeta.

Sin duda se había cerrado una gran expectación que continúo por la tarde. Las calles del centro de la ciudad eran un hervidero de personas que desde antes de las cuatro de la tarde ya iban cogiendo sitio a las puertas de la Concepción.

En El Punto no se cabía esperando los tres autocares que traían a los 160 caballeros legionarios, los mismos que desfilan el Jueves Santo con el Cristo de Mena en Málaga. Allí se formó la unidad con la banda de guerra, guión, compañía de honores y dos escuadras de gastadores.

Sonaron los primeros acordes de la Legión y los primeros aplausos de un pueblo entregado en reconocimiento a la labores que vienen realizando este cuerpo del Ejército Español, como son muchas operaciones humanitarias.

Aplausos que no paraban. La gente en la misma calle se mostraba en sintonía con la Legión, reconocían que este era un acontecimiento único. A los aplausos seguían expresiones de reconocimiento: ¡Ole las mujeres legionarias! ¡Viva la Legión!

Nadie se quería perder detalle y con los móviles en alto expresiones como “esto es alucinante, increíble, cuanta gente joven...”.

Desde aquí empezaron a desfilar al paso ligero como le es habitual a este cuerpo de elite español. La Gran Vía abarrotada de personas, más allá de los palcos, por los soportales. Mientras los que ya lo habían visto buscaban nueva ubicación y de Berdigón a la Concepción era prácticamente imposible de andar.La plaza de las Monjas un hervidero, lo mismo que en la cuesta de la plaza de la Vera Cruz.

La llegada a las puertas de la iglesia fue especialmente aplaudida desde que aparecieron por La Placeta, se sentía cercana la salida del Cristo de la Vera Cruz.

Los caballeros legionarios recibieron las medallas de la cofradías que les impusieron el párroco Diego Capado, el alcalde Gabriel Cruz, el hermano mayor José Carlos Castillo; Pilar Miranda, hermana de archicofradía y presidenta del Puerto de Huelva, y el mayordomo Julio Díaz Pérez.

La emoción llegaba al momento más alto con la salida del Cristo de la Vera Cruz a hombros de los caballeros legionarios. Tras presentar honores y el toque de oración, se cantó Soy el novio de la muerte. El Cristo avanzaba lentamente por la calle y era alzado por los brazos de la escuadra de gastadores, que lo entregó a los hermanos de la archicofradía.

Un compacto y bien formado cortejo acompañó con cera verde al Cristo en esta salida que recuerda a las que hasta mediados del siglo XIX realizaba la Vera Cruz, la advocación más antigua de la ciudad junto con el Santo Entierro y titular de la más antigua cofradía de la parroquia de la Inmaculada Concepción.Tras la perdida de la imagen en 1936, la ciudad recuperaba ayer la memoria histórica con su presencia en sus calles.

En el cortejo procesional, además de las autoridades citadas se sumaron el general jefe de la brigada de la Legón Marcos Llago Navarro, acompañado de un grupo de oficiales, general y suboficiales. Asistieron también el jefe de la Policía Local , Rafael Mora, y el comisario de la Policía Nacional, Adolfo Castaño.A la entrada en La Placeta, estaba el Consejo de Hermandades, aunque esta es una jornada en la que no está abierta la Carrera Oficial como tal. Hay que destacar la colaboración activa del Consejo para hacer posible esta salida, con su presidente, Antonio González, al frente y el responsable de itinerarios, Luis Alburquerque.

La visión del Cristo a la llegada a la esquina de la Concepción, con toda la calle Plus Ultra completa de caballeros legionarios, cuando se fundía el repicar de las campanas con el toque de la banda de guerra y sus cantos, será difícil de olvidar. Lo mismo que los aplausos a la Legión por el público que le mostraba así su afecto.

Un cortejo que caminó por la ciudad seguido del entusiasmo de miles de personas. Que se dieron cita no solo en el recorrido oficial de las cofradías, sino por todas las calles por donde iban pasando. Lugares para el recuerdo será su paso a las puertas del Ayuntamiento de la ciudad, así como la llegada al convento de las Hermanas de la Cruz.

Retornó la procesión con el Cristo de la Vera Cruz visitando la iglesia de la Esperanza. La llegada a la parroquia de la Concepción fue igualmente esperada como a la salida. Muchas personas se dieron sitio para escuchar los últimos cánticos de la Legión que entró al Cristo y fueron muy aplaudidos con vivas a su final.Huelva vivió ayer un acontecimiento único que se espera se pueda repetir; pocas jornadas viven tal participación de personas como la de ayer con el Cristo de la Vera Cruz. Es la ciudad la que refrenda los actos cofrades y este, sin duda, resultó único en todo los aspectos, en la devoción que despertaba el Señor de la Vera Cruz a hombros de los legionarios y en el cortejo portado por los hermanos, que acariciaban la cruz del Señor.

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