Semana Santa

Contrapunto sobrio del Miércoles Santo

  • La cofradía rompe con su silencio la explosión de devoción de las populares salidas del ecuador de la Semana Mayor

SILENCIO recogimiento en llamativo contraste con las estaciones de penitencia que caracterizan al Miércoles Santo de la Semana Mayor de Huelva. Esperanza y Victoria, con su color y su populosidad explotando en cada esquina y Prendimiento, el toque de barrio esforzado de la jornada, frente al intimismo y la sobriedad de la Cofradía de la Santa Cruz, Santo Sudario de Nuestro Señor Jesús de la Providencia y María Santísima Madre de Gracia. La hermandad radicada en Santiago Apóstol que desde el año 2012 realiza su salida procesional desde la Santa Iglesia Catedral puso la calma y la introspección a la tarde -más fresca que en días anteriores-, con sus 125 nazarenos ataviados de negro riguroso y la serenidad de la Capilla Musical Madre de Gracia.

Una salida plagada de estrenos la que realizó ayer la Santa Cruz, cuyo paso porta una escena del traslado al sepulcro conformada por seis imágenes de este siglo que poco a poco va enriqueciéndose con novedades como la talla en el frontal del canasto, el respiradero, ya tallado en su totalidad; el medallón del canasto, con un escudo pintado; la corona de orfebrería y dos imágenes alegóricas de la Fe y la Iglesia inspiradas en las que aparecen en el monumento de Mora Claros, así como el llamador, a imagen de uno de los elementos que aparecen en el palacio de Mora Claros.

La identidad onubense de esta hermandad puede observarse también, como explicó su hermano mayor, Juan Javier Márquez, en otros muchos elementos de su cortejo, como los faroles del paso, a imagen de los que cuelgan del porche del Ayuntamiento de la capital; los ciriales, que albergan la forma de la fuente de los tritones de la Casa Colón; el guión, rematado con una cruz como la que remata el monolito de La Rábida o la cruz de guía, que es como la de la ermita de la Virgen de la Cinta. El mismo paso sobre el que procesiona Jesús descendido de la cruz -adornado ayer con rosas, iris, calas, cardos y eryngius-, se inspira en el púlpito de la Parroquia de La Merced.

La hermandad, que celebraba además el décimo aniversario de la bendición del Señor de la Providencia, vivió desde por la mañana con serenidad la jornada en la que habría de realizar su estación de penitencia, con la tranquilidad que ha dado este año la benevolencia climática que ha disfrutado Huelva en su Semana Mayor.

A las 13:30 recibió en el templo la visita del obispo de Huelva, José Vilaplana, con el que los hermanos compartieron un rezo y por la tarde, con puntualidad cruzó el dintel de la catedral para enfilar minutos después, en completo silencio, la calle Vázquez Limón hasta la calle Puerto.

Su entrada en la Carrera Oficial, puntual dentro de un recorrido algo más corto este año, supuso la acostumbrada sorpresa para quienes salen a la calle a vivir el bullicio típico del Miércoles Santo, entre los que el cortejo fue adentrándose, envuelto en una nube de incienso, buscando un silencio que costó algo conseguir.

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