Semana Santa

Camino abierto al año de la Virgen del Refugio

  • La Sacramental inicia los actos de su 75 aniversario con el descubrimiento de un azulejo junto a Madre Ana

LA devoción que despierta el Señor del Barrio Alto no para de crecer por mucho que cambien los tiempos, y buena muestra de ello son los 700 nazarenos que acompañan a esta cofradía en su estación de penitencia por las calles de Huelva en la tarde del Martes Santo, a los que ayer se unieron otros 35 hermanos nuevos, la mayoría niños. También lo es su presencia en la vida de la ciudad: ayer a mediodía se inauguró un azulejo en la plaza que linda con Madre Ana, desde ahora plaza Virgen del Refugio, en honor a la segunda titular de la Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Refugio.

La cofradía comienza así a celebrar uno de los años clave en su historia: el del 75 aniversario de la Virgen, una talla anónima del siglo XVIII, que ayer tuvo un protagonismo destacado que comenzó con la bendición de la plaza que lleva su nombre. Acto seguido se celebraron las primeras levantás, este año, como novedad, por la mañana en lugar de antes de comenzar la procesión, como solía hacerse, y con visible satisfacción por parte del hermano mayor, Rafael Caballero.

La encargada de dar el primer golpe al llamador fue Carmen Garrido, esposa del alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, y "gran devota del Señor de Pasión", como destacó el capataz del paso de misterio y presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Antonio González.

La levantá del palio la realizó el obispo de Huelva, José Vilaplana, que llegó con algo de retraso al acto, tiempo que aprovecharon los hermanos para efectuar algunas comprobaciones en los costeros ante la atenta mirada de quienes asistieron a la ceremonia en el interior de la Mayor de San Pedro, que en estos días guarda seis pasos adornados para sus salidas procesionales.

También fue el obispo quien bendijo las 35 medallas de los nuevos hermanos, que hubieron de jurar su lealtad a la hermandad unas pocas horas antes de salir por primera vez acompañando al Señor de Pasión en su camino hacia el Calvario.

Una salida tan multitudinaria como acostumbra a vivirse en el Martes Santo onubense cuando sale la cofradía producto de la fusión de la Sacramental de San Pedro (1536) y la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Pasión (1918). Más de una hora hubieron de esperar quienes quisieron contemplar la bajada de los dos titulares desde la puerta lateral de la parroquia y disfrutar del momento de la revirá hasta encarar la Plaza de San Pedro, aderezada con una puesta de sol como no se recordaba.

Con idéntico esplendor al de la salida transcurrió la estación de penitencia de la cofradía, un rosario de petaladas y saetas desde los balcones durante todo el recorrido hasta el momento de la entrada en la carrera oficial, en la que tanto el Señor de Pasión como, muy especialmente, María Santísima del Refugio, se recrearon en su procesionar aprovechando el hecho de ser la última de las cofradías que enfila la calle Concepción.

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