Investigadores subrayan el aumento del cáncer en adultos jóvenes

Epidemiología y salud pública

Un estudio andaluz analiza tres décadas de datos del Registro de Cáncer de Granada y confirma que la incidencia en personas de 20 a 49 años crece, con un patrón especialmente marcado en mujeres

Al comparar con mayores de 50 años, el estudio detecta tumores que crecen relativamente más en jóvenes. / Archivo

Granada se ha convertido, de facto, en el principal ‘termómetro’ andaluz para seguir la evolución del cáncer, porque es la única provincia con un registro poblacional activo y consolidado. A partir de sus datos, un equipo de ibs.GRANADA y la Escuela Andaluza de Salud Pública ha analizado más de 30 años de diagnósticos, entre 1985 y 2019, y 18.601 casos en personas de 20 a 49 años. El resultado es un panorama que refleja claramente que el cáncer de inicio temprano ha crecido de forma sostenida, con un patrón especialmente acusado en mujeres.

Las cifras globales muestran la brecha. Contando también el cáncer de piel no melanoma, la incidencia aumenta un 2,4% anual en mujeres jóvenes frente a un 0,8% en hombres. Y cuando se excluye ese tumor, muy influido por exposición solar y por factores de prevención, el incremento se mantiene en mujeres (2,0% anual), mientras que en hombres la tendencia deja de ser significativa. El análisis, recién publicado en BMC Public Health, es fruto del trabajo de Alejandro Sánchez-Martín, de la Universidad de Granada, tutorizado por María José Sánchez y José-Juan Jiménez-Moleón, y firmado por un equipo multidisciplinar liderado por Dafina Petrova.

El aumento no es uniforme; lo impulsan localizaciones concretas. En hombres jóvenes destacan las subidas en cáncer de tiroides (casi +10% anual) y cáncer testicular (en torno al +8%), además del melanoma. En mujeres jóvenes, el ascenso se concentra en tumores del sistema nervioso central, tiroides, melanoma, mama y cuerpo uterino, entre otros. Al comparar con mayores de 50 años, el estudio detecta tumores que crecen relativamente más en jóvenes (como recto, tiroides y testículo en hombres, y recto, SNC o cuerpo uterino en mujeres), un dato que abre interrogantes sobre exposiciones precoces y estilo de vida.

Las hipótesis, advierten los autores, son múltiples y pueden solaparse. Por un lado, se investiga el papel del sobrepeso, el sedentarismo, la dieta, el alcohol o factores ambientales. Por otro, hay tumores en los que el sistema sanitario podría estar influyendo, ya que más pruebas implican más hallazgos y, en algunos casos, riesgo de sobrediagnóstico (especialmente señalado para tiroides).

En medio del repunte general, aparece una señal que apunta a la prevención. El cáncer de pulmón en hombres jóvenes cambia de rumbo y desciende desde los años noventa, en paralelo a la reducción del tabaquismo en varones jóvenes. El trabajo refuerza la necesidad de investigar las causas del cáncer de inicio temprano, revisar estrategias de prevención y diagnóstico precoz y anticipar el impacto en una generación que afronta la enfermedad en edades de vida laboral y familiar. Y lanza una advertencia para Andalucía: sin más registros poblacionales, será difícil dimensionar con precisión el fenómeno y orientar recursos donde más se necesitan.

Más allá de las tasas, el estudio recuerda que hablamos de una etapa vital muy entrelazada con decisiones sobre fertilidad, empleo, maternidad o paternidad y salud mental. Un aumento de casos en estas edades implica más demanda de diagnóstico rápido, circuitos asistenciales ágiles y seguimiento a largo plazo, especialmente en tumores con alta supervivencia.

El valor de un registro poblacional local pero de alcance internacional

Además del “qué” tumores aumentan, el estudio aporta un “cómo” muy valioso, ya que se apoya en un registro poblacional de calidad, con criterios estables y comparables internacionalmente, ya que forma parte del Cancer Incidence in Five Continents de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC). Esto reduce sesgos típicos de series hospitalarias y permite detectar cambios reales en la incidencia a lo largo del tiempo. Además, el análisis emplea modelos de tendencia (joinpoint) para identificar puntos de inflexión y estimar cambios anuales, clave para la vigilancia continuada en el campo de la salud pública.

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