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El sector de la pitaya busca la unidad para fortalecer su posición en el mercado

  • La dispersión de los productores provoca que no puedan satisfacer la demanda. Rafael Gómez Torres, agricultor con más de 8.000 plantas, pide la coordinación de las 40 explotaciones onubenses

Rafael Gómez Torres analiza el estado de una de las flores de la pitaya.

Rafael Gómez Torres analiza el estado de una de las flores de la pitaya. / Jordi Landero (Huelva)

Rafael Gómez Torres, un agricultor de Cartaya que ha apostado en los últimos dos años fuertemente por el cultivo de la pitaya, un fruto tropical también conocido como fruta del dragón, solicita una mayor unión y coordinación entre los casi cuarenta productores que actualmente cultivan en la provincia de Huelva dicho fruto con el objeto de “entre todos, ofrecer la cantidad de fruta suficiente que actualmente demandan los mercados”.

Gómez Torres, que actualmente cultiva casi 8.000 plantas de distintas variedades de esta exótica fruta en su finca La Ramira de Cartaya, afirma que su “firme apuesta” por la pitaya responde a la actual “saturación” de berries en el campo onubense, especialmente de arándanos, frambuesas y fresas, lo cual convierte a este “innovador y novedoso” cultivo, en una “buena alternativa” para el campo onubense.

Y es que según precisa, se trata de un cultivo “con futuro” en Huelva ya que “se adapta perfectamente” a la climatología y suelo de determinadas comarcas como el Condado o la Costa Occidental, que consume poca agua, y cuya fruta adquiere un elevado precio.

La fruta del dragón abierta y lista para comerla. La fruta del dragón abierta y lista para comerla.

La fruta del dragón abierta y lista para comerla. / Jordi Landero (Huelva)

Para este agricultor cartayero es “importante que nos unamos todos los productores para poder ofrecer fruta suficiente a los mercados”. Según ha concretado, los entre 30 y 40 productores de pitaya con los que actualmente cuenta la provincia de Huelva se localizan fundamentalmente en municipios como Cartaya, Lepe o Moguer, a lo que ha añadido que “es difícil que este cultivo tenga éxito si cada uno vamos por nuestra cuenta”. “Tenemos que unirnos, como lo están desde hace años los productores de berries o de cítricos”, recalca Gómez Torres. “Yo solo no puedo abastecer todo un mercado, y cada uno por nuestra cuenta somos más débiles”, insiste, a lo que añade que “todos los productores unidos podemos lograr un producto de mucha mayor calidad, y mejores mercados”.

Este agricultor cartayero cultiva en su finca un total de seis variedades, de las doce que por el momento ha probado, y está convencido de que “entre todos” también “podemos avanzar en esta materia para dar más rentabilidad a nuestras producciones”.

La pitaya es un sector emergente en la provincia de Huelva. La pitaya es un sector emergente en la provincia de Huelva.

La pitaya es un sector emergente en la provincia de Huelva. / Jordi Landero (Huelva)

La pitaya, pitahaya o fruta del dragón, también conocida como ‘el nuevo aguacate’, es un cactus perenne, de porte rastrero y abundante ramificación, del género hylocereus y originario de América tropical, principalmente de América central y el Caribe.

Se trata de un cultivo de fácil manejo y escaso mantenimiento. Además, no requiere mucha agua, escasamente entre uno y medio y dos litros por planta a la semana en verano, y la misma cantidad para quince días en invierno. Tampoco necesita el uso de productos fitosanitarios por lo que podría ser calificado como un cultivo de bajo impacto.

En plena fase de producción, la pitaya ofrece entre dos y tres cosechas al año ya que la planta produce anualmente tres floraciones: julio, octubre y noviembre, y según el clima podría darse hasta una cuarta. Las floraciones suelen coincidir con las noches de luna llena, siendo la primera del año a partir del mes de mayo, extendiéndose hasta finales de octubre, o noviembre en caso de una cuarta.

Dos años después de ser plantada, la pitaya suele producir entre dos y cuatro kilos de fruta anuales, cantidad que se va doblando año tras año hasta el quinto, que es cuando la planta llega a su plenitud adulta. Entonces llega a producir entre 40 y 60 kilos anuales.

El espectacular aspecto que presenta la pitaya lista para su disfrute. El espectacular aspecto que presenta la pitaya lista para su disfrute.

El espectacular aspecto que presenta la pitaya lista para su disfrute. / Jordi Landero (Huelva)

Por otra parte la pitaya tiene una particularidad ya que hay que polinizarla de noche y a mano ya que la flor solo se abre durante una sola noche, a lo que se une que al ser originaria de América Central es polinizada de forma natural por una especie de murciélago que no habita fuera de allí. Esta fruta actualmente se comercializa sobre todo en Portugal, Alemania y otros países del norte de Europa, donde llega a adquirir un precio final de 14 a 17 euros el kilo.

La fruta de la pitaya es muy llamativa y vistosa: rosa por fuera y blanca por dentro en el caso de la variedad hylocereus undatus; y roja por dentro en el caso de la hylocererus megalanthus. En ambos casos tiene en su interior pequeñas pepitas de color negro comestibles como es el caso del kiwi.

Este hecho, unido a que actualmente es considerado un súper alimento por sus cualidades nutricionales, hacen que la fruta del dragón (dragon fruit), como se la bautizó en Gran Bretaña, se ha convertido en los últimos años en uno de los alimentos más instagrameados, superando las 300.000 fotos en la red con su propio hashtag.

Se trata de una baya con forma oval, de entre 6 y 12 centímetros de diámetro. La mayoría de las especies presentan una epidermis carnosa con brácteas triangulares de aspecto ceroso. La pulpa del fruto es translúcida, conteniendo en su interior numerosas semillas negras. La pitaya es muy aromática y su sabor es dulce y agradable, y contiene, entre otros, antioxidantes, mucílagos, ácido ascórbico o fenoles. También es rica en Vitamina C, además de contener vitaminas del grupo B (B1 o tiamina, B3 o niacina y B2 o rivoflavina), minerales como calcio, fósforo, hierro, alto contenido en agua, proteína vegetal y fibra soluble. Las semillas contienen ácidos grasos beneficiosos.

Esta novedosa fruta se puede comer fresca, cortándola por la mitad y extrayendo la pulpa con una cuchara. Igualmente puede incorporarse en la preparación de batidos y helados caseros, mermeladas y compotas, así como añadirse a pasteles y todo tipo de dulces.

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